El 24 de abril
se ha cumplido un año desde el terrible accidente en Rana Plaza, Dacca, la
capital del país. Un accidente definido justamente como homicidio industrial,
que costó la vida a 1.138 trabajadores contabilizados y en el que más de otros
2.000 sufrieron graves heridas al hundirse un edificio de 8 pisos en el que se
habían instalado 5 fábricas encima de un supermercado. Desde entonces hemos
visto a menudo la referencia a Bangladesh en los medios, particularmente en
relación con la industria del vestido. El 24 de abril de 2014, un año después,
ha vuelto a la primera plana. Es necesario que se mantenga a este nivel de atención
de la opinión pública, sobre todo del sindicalismo organizado, así como de las
políticas serias de Responsabilidad Social de las empresas, porque muchas son
las reflexiones y las lecciones que resultan de lo que ha pasado y está pasando
en este país en la defensa del trabajo decente, del trabajo digno en el mundo.
Sería necesario que este convencimiento no derivara solamente de una necesaria
solidaridad altruista hacia los más desfavorecidos de este mundo, sino también (y
probablemente sea aún más importante y más eficaz) de la consciente asunción de
que la defensa de los derechos humanos, de los del trabajo en particular, desde
cualquier lugar de este planeta, también por parte de aquellos que puedan
considerarse como los más favorecidos al respecto, pasa por su globalización. Y
cualquier iniciativa en este sentido pasa por Bangladesh.
Sigue en:
[1] Artículo preparado para la Revista de la Fundación 1º
de Mayo de CCOO. Información complementaria puede encontrarse en http://iboix.blogspot.com.es/2014/04/bangladesh-rana-plaza-un-ano-despues-de_30.html
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