Partiendo de la en mi opinión innegable crisis del sindicalismo en el marco de la más global crisis social, creo que antes de aventurar ideas para el futuro sería conveniente saber dónde estamos, cuál es el punto de partida de lo que queremos construir, o enderezar. A tal fin aporto algunas propuestas a incorporar al debate abierto en el blog de José Luis López Bulla y cuya recopilación más completa hasta ahora se encuentra en http://lopezbulla.blogspot.com.es/2015/01/a-proposito-del-desconcierto-de-los.html
1.
Para
saber dónde estamos, desde dónde partimos, me parece imprescindible un análisis
de cómo hemos actuado en la crisis, la estrategia y sus resultados. Habría que
establecer la relación entre: 1) los grandes y solemnes eslóganes sobre la
crisis y la austeridad, 2) los resultados (empleo, salarios, modificaciones de la
organización y las condiciones de trabajo, …) y 3) los medios para hacer frente
a una realidad que hemos denunciado (examen de las Huelga Generales convocadas -seguimiento
no sólo estadístico, situación de las empresas grandes que impulsaron su
realización, y de las pymes-, de las jornadas de movilización, …). Examinando
si hemos quizás asumido las consecuencias de la crisis, renunciando en la
práctica a combatirla más allá de las palabras.
2. Siendo
supranacional el ámbito de la crisis, seguramente ello obliga a desarrollar un
similar análisis en ámbitos superiores, no tanto como excusa, sino para
contribuir también a la necesaria reflexión en los mismos.
3. Probablemente
para este análisis sería interesante un sistema de encuesta en los diversos
ámbitos de presencia sindical, tanto de aquellos en los que estamos
notoriamente implantados como de aquellos de escasa o nula presencia sindical.
4. Examinar
la relación (o desconexión) entre las consignas generales y la actuación
concreta de nuestras principales organizaciones en los centros de trabajo.
Entre lo que decimos y lo que hacemos. Sin miedo a encontrarnos con, creo,
notables sorpresas, o jodidas comprobaciones. Porque ello nos tendría que
permitir un necesario ejercicio: aprender de lo que hacen nuestras organizaciones,
para implantar una permanente, aunque no única, consigna: “aprender de lo que
hacemos”.
5. A
tal encuesta habría que seguir un análisis riguroso, no sólo estadístico, de
las actuales elecciones sindicales (cómo se han constituido las candidaturas,
que programas se contrapusieron, qué porcentaje de votación se ha producido,
qué resultados,…), comparándolo además con anteriores convocatorias.
6. Examinar
con todo ello cómo nos hemos adaptado (para asumirla o combatirla), o no, a la
“coyuntura”, en cada momento, en cada situación, partiendo del sindicalismo
como expresión de los intereses “inmediatos” de los trabajadores en tanto que
tales.
7. Otra
cuestión a examinar sería cómo nos ha afectado la que creo inevitable tendencia
a la burocratización de todas las estructuras, también de las que se proclaman
“antiburocráticas”. No estoy seguro de que todas las medidas de adelgazamiento
de estructuras tomadas bajo la presión de la crisis en la última etapa hayan
sido las más adecuadas.
8. Y,
en la medida que parece que todos hemos asumido la necesidad de la Acción
Sindical Transnacional, convendría ver cómo tenemos las correspondientes
estructuras sindicales supranacionales y los contenidos de su actuación.
Aplicarles también un método de encuesta para verificar si, como creo, algunos
de nuestros problemas, o muchos de ellos, se dan de forma similar en las
mismas. Examen de la realidad de las actuales organizaciones, abordando al mismo
tiempo si funcionan ya como organizaciones de dirección sindical o predomina su
función de simples coordinadoras.
Incluyendo las crisis concretas que se estén dando ahora en bastantes de las
actuales estructuras sindicales supranacionales (Confederación Europea de
Sindicatos, Confederación Sindical Internacional, Federaciones Sindicales
Europeas e Internacionales, Comités de Empresa Europeos). Parece inevitable que
los sindicatos de mayor peso afiliativo, y económico, en el mundo, como son los
alemanes, nórdicos, estadounidense, japonés o sudafricano, ocupen una mayor
proporción de puestos de dirección, pero sería deseable que en tal caso se
olvidasen de que son alemanes, nórdicos, …, es decir asumieran los intereses
colectivos de los trabajadores de los ámbitos en los que actúan, olvidándose de
los suyos nacionales.
9. Sería
útil también alguna consideración sobre las Huelgas Generales griegas de estos
años de crisis: seguimiento, resultados –económicos, políticos, …-, así como de
las NO Huelgas Generales alemana, nórdica, …
10. Desde el sindicalismo nos
pronunciamos, y hacemos bien, ante las consultas políticas a todos los niveles.
Por ello tendríamos también que analizar las relaciones entre el sindicalismo y
los gobiernos “de izquierdas”, analizando las efectivas, ¿inevitables?, tensiones
que se dan, partiendo de la proclamada, no sé si siempre bien entendida, mutua
independencia y los necesarios canales de diálogo y confrontación (inevitable
entiendo también por su diferencia, no sólo de sus “esencias”, sino también por
los distintos ámbitos sociales cuyos intereses colectivos deben expresar y
defender). Tenemos abundantes y no iguales experiencias actuales o recientes
para analizarlo: Francia, Italia, … centro y norte europeos, Venezuela, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador,
Perú, Argentina, …, Indonesia, … Interesante podría ser también considerar las
experiencias de la Unión Soviética, China, Vietnam, Cuba, pero éste sería otro,
y largo, capítulo.
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