El pasado 30 de enero José Luis López Bulla, en su blog "metiendo bulla", comentaba (El valor del congreso sindical constituyente; el mérito de un proceso) algunas observaciones recibidas en relación con nuestra conversación sobre un posible PROCESO SINDICAL CONSTITUYENTE (Texto íntegro - hacia un congreso sindical constituyente).
En ningún momento José Luis y yo hemos pretendido cerrar esta discusión en el marco de un amplio debate sindical abierto en el mismo blog, y de hecho abierto en la sociedad. Por ello me ha parecido útil incorporar algunos comentarios a esta última incursión de mi "viejo amigo" (para copiarle uno de los términos por él utilizados). Éstos son:
Hola José Luis, en nuestras
propuestas, sugerencias, preguntas, no había en ningún momento pretensión de
pontificar, pero sí un cierto intento de remover las aguas. Y por lo que dices
parece que algo se mueve, de lo contrario hubiera tenido una duda: o no hemos
sabido explicarnos, o no hay vida ahí. Pues parece que sí. Por ello respondo a
tu última invitación, o provocación (en el mejor sentido de la palabra).
Creo que coincidimos en algunos
aspectos esenciales:
1) No se trata de recuperar el
Congreso Constituyente que no fue en la transición. La actual problemática
social, la realidad organizativa, la propia historia del sindicalismo
organizado, el mundo además, son bastante distintos,
2) La deseada y deseable unidad
sindical no puede resultar de una operación administrativa gestionada por las
alturas, sino de un proceso de movilización sindical desde los centros de
trabajo, y, hoy, también desde el paro. No estoy seguro que deba coincidir con
una muy activa movilización reivindicativa, pero sí participativa,
3) La unidad de acción,
construida y consolidada a lo largo de años, es una necesaria referencia, un
punto de partida esencial. Seguramente una estación de tránsito que sólo
resultará irreversible si se traduce en unidad sindical organizada, y
4) Muy ejemplares la parábolas de
tus recuerdos, para que nadie entienda su función sindical como patrimonio
personal.
Me parece al mismo tiempo que
donde más matices distintos aparecen, o se intuyen, es en la utilidad del
modelo para un proceso de “refundación”, al que parece que sólo yo estoy
aludiendo. Opino que un proceso “constituyente”,
“refundacional” (desde el espacio electoral sindical de quien lo asuma, estimulando
además el actual espacio de vacío sindical), podría suponer un positivo
revulsivo para “reinventar” el necesario sindicalismo capaz de sintetizar
reivindicaciones y revitalizar la actividad sindical. Un tal proceso podría
despertar energías latentes, provocar un gran impulso social para proyectarse
además sobre la dura realidad en la que debe operar el sindicalismo de este
momento.
Se trata en realidad de dos
marcos no contrapuestos en los que aplicar un criterio similar. Es más, el
parcial podría ser un buen estímulo para abordar en un no demasiado lejano
momento el unitario proceso sindical constituyente.
Mantengamos en todo caso abiertos
los oídos a las voces que este debate pueda estimular.
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