sábado, 2 de diciembre de 2017

El “Pilar Europeo de Derechos Sociales” y el sindicalismo europeo

La vida de los derechos del trabajo en Europa no está siendo fácil. Tras la zigzagueante y semiabortada aventura de su explícita constitucionalización, su precariedad se expresa ahora en el devenir del denominado “Pilar Europeo de Derechos Sociales”, concretado en el documento http://www.ccoo.es/978ecb567b733e689a04b26de1b6a167000001.pdf. En relación con todo ello la Confederación Europea de Sindicatos se ha posicionado con una resolución, http://www.ccoo.es/03d9dd5fc22d277a59dd34c5e0ae9d6b000001.pdf, en apoyo de la cual se han pronunciado tanto CCOO (http://www.ccoo.es/noticia:252391--CCOO_apoya_la_Campana_de_la_CES_para_pedir_un_Pilar_Europeo_de_Derechos_Sociales_mas_fuerte) como UGT, subrayando la necesidad de que no que en una declaración de principios no vinculante, como es en este momento, sino que se traduzca en eficaces iniciativas legislativas europeas y en cada uno de los países.

Constituye sin duda un difícil proceso en el que se trata de la defensa del denominado y maltrecho “Modelo Social Europeo”, un proceso de larga historia ya que ha sufrido los avatares de la globalización, de la crisis y de la particular salida a la crisis que estamos viviendo. No está siendo fácil en esta historia la posición del sindicalismo europeo, sobre todo porque no siempre resultan evidentes los comunes intereses de la clase trabajadora de Europa.

Al contexto general de esta problemática me he referido recientemente en un trabajo que se encuentra en http://iboix.blogspot.com.es/2017/10/en-la-globalizacion-sindicalismo-global.html y cuyas reflexiones son de aplicación a lo que ahora abordamos. En este momento  quiero incorporar algunas consideraciones a los referidos planteamientos sindicales ante el documento aprobado en la reciente Cumbre de Gotemburgo.

A estas alturas del siglo XXI puede, debe, resultar sorprendente, o rechazable, que en un documento de las instituciones europeas sobre cualquier cuestión, y más si se refiere a “derechos sociales”, se hable de Europa como si fuera una isla aislada del resto del mundo por una doble muralla china; que se pretenda, o parezca, ignorar la estrecha interdependencia de Europa con el resto del Mundo en todos los aspectos, sobre todo en relación con las condiciones de trabajo en África, Asia, América y Oceanía, particularmente en las cadenas mundiales de suministro de las multinacionales, muchas de las cuales tienen su cabecera precisamente en Europa.

Pero más sorprendente, grave en este caso, es que tal ignorancia o ausencia de planteamientos se dé en un documento sindical, como se ha producido en este caso y como se produce con demasiada frecuencia. Grave por lo que podría suponer de ausencia de reflejo solidario, pero más aún porque no es posible ya defender derechos sociales europeos sin entender su estrecha interdependencia con los derechos sociales globales. Si hoy no avanzamos en la globalización de los derechos, los privilegiados (y la clase trabajadora europea aún lo somos, aunque no  todas las personas que la integran) perderán inevitablemente sus derechos.

La solidaridad, como expresión también de un interés propio, debe traducirse en una permanente presencia en los planteamientos sindicales, y en la acción, de la exigencia y defensa de los derechos del trabajo en el mundo, empezando por que esta exigencia, como una de sus prioridades, sea asumida por el sindicalismo supranacional, por el de los países del Norte geográfico y social, y particularmente por el sindicalismo de las cabeceras de las multinacionales,.

Esto está faltando, fallando, en los planteamientos sindicales sobre el “Pilar Europeo de Derechos Sociales”. Creo que se trata de un corporativismo, consciente o inconscientemente, muy mal entendido.



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