miércoles, 22 de junio de 2016

LAS CADENAS MUNDIALES DE SUMINISTROS EN PRIMERA LÍNEA DE FUEGO, O CASI. LA OIT SIGUE PENSÁNDOSELO.

Durante años los compromisos de la Responsabilidad Social Empresarial se limitaban de hecho a la casa matriz y sus filiales, con tímidos y equívocos requerimientos a sus proveedores, contratas y subcontratas. Más precarios aún eran los instrumentos de control empresarial, por no mencionar los prácticamente inexistentes instrumentos de intervención sindical en el conjunto de las cadenas de valor, denominadas también de producción, o de suministro, y distribución.

En ello hemos estado algunos trabajando desde hace años, con el Acuerdo Marco de IndustriALL Global Union con Inditex (para el que el año próximo significará su décimo aniversario) como referencia principal, desarrollando diversas iniciativas sindicales de aproximación a las fábricas que le suministraban las prendas de sus diversas marcas (5.780 fábricas con 1.417.521 trabajadores, en 45 países, en 2015), interviniendo en su aplicación  y publicando los correspondientes informes. El Acuerdo Marco Global recientemente suscrito con H&M (ya es el segundo en el sector de la industria del vestido) a ello habrá sin duda de contribuir, siendo un paso fundamental para tal objetivo el “Acuerdo para la prevención de incendios y por la seguridad de los edificios” suscrito por más de 200 marcas con IndustriALL Global Union y con  UNI.

Es necesario subrayar también que en los últimos meses el tema ha saltado a la primera página, con múltiples foros en los que el concepto de RSC se aplicaba ya con claridad a toda la cadena de valor. La expresión más elocuente ha sido sin duda la recientemente clausurada Conferencia de la OIT 2016 en la que el “trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro” ha constituido el tema de su cuarta Comisión, en la que participé como integrante de la delegación confederal de CCOO.

La decepcionante resolución final de esta Comisión[1] no puede ocultar sin embargo que esta cuestión haya sido un elemento central de la propia Conferencia OIT y que en ella se haya planteado con fuerza, aunque no aprobado formalmente, la necesidad de avanzar hacia un nuevo Convenio OIT para sintetizar y actualizar las diversas normas de aplicación a todos los centros de trabajo de las cadenas de valor de las multinacionales, lo que tendría una gran significación al suponer éstas en el mundo el 50 % de la clase trabajadora, el 60% de la producción y el 80 % del comercio. Falta ahora comprobar cómo abordan esta cuestión los órganos de dirección de la propia OIT y si se crea de inmediato, o no, una Comisión tripartita de expertos para trabajar en tal sentido.

Otra expresión la constituye la integración de esta cuestión en la Conferencia de “Workers’ Capital” (organización que integra a grandes fondos de pensiones sindicales y a estructuras confederales sindicales del mundo) celebrada en Amsterdam los días 7 y 8 de junio y en la que intervine con el guión que se encuentra en:





[1] Nuestra propuesta, que ni siquiera se pudo debatir en el plenario, planteaba 3 puntos concretos:
1.       Que las multinacionales den detallada información de toda su cadena de suministros (filiales, contratas, subcontratas y proveedores) al sindicalismo global y a los sindicatos de cada país donde se encuentran, estableciendo el derecho de éstos al acceso a todos los centros de trabajo correspondientes.
2.       Que la OIT inste a la OMC a exigir que los productos objeto del comercio mundial acrediten trabajo decente y garantías medioambientales en su fabricación
3.       Que se acuerde elaborar un nuevo Convenio de la OIT para el trabajo decente en las cadenas mundiales de suministros refundiendo y actualizando las diversas normativas globales al respecto

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