Bangladesh lleva años siendo un país de caos y brutal explotación de los trabajadores, y sobre todo las trabajadoras, de la industria de la confección, la principal fuente de ingresos del país, pero no de las personas que en ella trabajan.
Sus bajos salarios atraen incluso a empresas que fabricaban en China. Y si no se acentúa este fenómeno es por la inestabilidad del país, más política que social, con un elevado nivel de corrupción y desorden. El salario mínimo del país, 36 € MENSUALES, se pagan sólo en la economía "formal", menos del 50 % de la del país. Los incendios son resultado de un sistema eléctrico lamentable, los derrumbes de empresas se explican por la corrupción que facilita licencias de construcción en zonas pantanosas o de estructuras industriales en vertical.
Pero a partir de la reciente tragedia, de sus cifras (ya casi 400 muertos que podrían llegar a 1.000 por los cientos de desaparecidos) y de la emoción que provocan, empieza a vislumbrarse una perspectiva de corrección.
Desde la iniciativa del sindicalismo internacional, de IndustriALL Global Union, surge una posibilidad que podría tener gran trascendencia: IMPONER al país nuevas normas. tanto en la prevención con medidas ante el riesgo de incendios y de derrumbamientos, como en la rápida revalorización del salario mínimo, para que pueda apuntar al que pueda ser considerado como "vital".
Las empresas multinacionales, las marcas mundiales, que allí fabrican, tienen una gran capacidad de presión sobre el Gobierno y las empresas del país. Con la condición de actuar coordinadamente, que es lo que estamos intentando desde el sindicalismo internacional.
Las empresas multinacionales, las marcas mundiales, que allí fabrican, tienen una gran capacidad de presión sobre el Gobierno y las empresas del país. Con la condición de actuar coordinadamente, que es lo que estamos intentando desde el sindicalismo internacional.
Junto con la necesaria e inmediata solidaridad con las víctimas, parece apuntarse una perspectiva de esperanza en la medida que el sindicalismo global pueda encauzar las emociones que la última tragedia ha provocado.
Los elementos últimos se apuntan en el comunicado de nuestra federación sindical española que recoge las perspecticas abiertas en una reunión celebrada ayer en Frankfurt: