jueves, 20 de diciembre de 2018

40 años del Convenio General de la Industria Química





En el día de ayer se conmemoró el 40º aniversario de la firma del 1er. Convenio General de la Industria Química de España.

El Acto, celebrado en el Ministerio de Trabajo, fue abierto por el Director General, Angel Allué. Presentamos una “Visión histórica del Convenio desde la perspectiva de sus negociadores”: Joaquím Gonzalez e Isidor Boix por parte de CCOO, Matilde Fernández y Antonio Deusa por UGT, y Fabián Márquez y Gustavo Alonso por la organización empresarial FEIQUE. Clausuraron el acto los Secretarios Generales de las Federaciones de CCOO y UGT Agustín Martín y Pedro Hojas y el Presidente de la Comisión Sociolaboral de FEIQUE Luis Hervella..

El resumen de mi intervención fue el siguiente:


Que coincidan (salvando las evidentes distancias) las conmemoraciones del 40 aniversario de la mejor Constitución de nuestra historia, con el del Convenio General de la Industria Química, no es una simple coincidencia. Porque este Convenio es también resultado de la conquista de la democracia en España. Constituye nuestra particular “constitución” de este sector industrial. Y, al igual que la Constitución, como Joaquím González ya señaló, surgió con directa incidencia de los Pactos de la Moncloa. Y otra coincidencia de interés: Constitución y Convenio son cuerpos vivos, vivos en su aplicación y en su capacidad para evolucionar desde la democracia.

Siguiendo con las coincidencias. Dos referencias esenciales de nuestra Carta Magna, una la libertad de empresa en la economía de mercado y otra los derechos sindicales fundamentales, la libertad sindical, el derecho de huelga y el de negociación colectiva. Mal iríamos sin el potente e interrelacionado desarrollo de ambos, un desarrollo que supone necesariamente un conflicto. Conflicto de intereses profundo y esencial en nuestra sociedad. Conflicto para avanzar en las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora, en los derechos de intervención sindical en la organización del trabajo, y conflicto también estimulando la adecuada gestión empresarial para que ésta no se base en la discrecionalidad o arbitrariedad en el ejercicio de su facultad de dirección sino en la interlocución y negociación con el sindicalismo organizado. 

A ello ha contribuido y contribuye nuestro convenio cuando establece un cauce para el desarrollo y el gobierno del conflicto. Significativo al respecto es que el movimiento huelguístico más importante de la historia del convenio fue precisamente en la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado, y lo fue para expresar la exigencia sindical de un convenio estatal que integrara los anteriores 18 convenios subsectoriales estatales y muchas decenas de convenios subsectoriales de ámbito provincial, comarcal e incluso local. Ninguna otra huelga en estos 40 años, aunque sí mucha interlocución, mucha negociación, frecuentes tensiones (algunas de alta intensidad) resueltas sin necesidad de llegar a la huelga. No ha sido necesario llegar a demostrar las fuerzas en presencia, sindical y empresarial, porque ambas organizaciones las conocíamos, como también ha señalado Quim.

Permitidme una breve referencia al convenio para explicar cómo incide en el gobierno del conflicto:

A través de su articulado se establecen numerosas vías que relacionen las normas sectoriales y sus instrumentos de aplicación en cada empresa, a los problemas de cada día en los centros de trabajo de la industria química, estableciendo derechos de intervención sindical en todos ellos, con un capítulo específico y referencias a lo largo de todo el articulado. Veamos algunos:
·     La estructura de la articulación de la negociación en los diversos ámbitos, entre el sectorial estatal y la empresa, señalando explícitamente las necesarias negociaciones en ésta, sus materias, interlocutores, procedimientos, ..., con previstos pactos de articulación negociados en la empresa, pactos no necesariamente de “mejora”, pero sí, siempre, de desarrollo y aplicación.
·     La política de empleo y la contratación de cada empresa, con su información y discusión (y previsión) anual.
·     La estructura salarial con 1) la Masa Salarial (el único, con el de Perfumería, que la incorporó y mantuvo después de los Pactos de la Moncloa), como instrumento para la actualización de la estructura salarial en la aplicación de los incrementos salariales, y 2) El Plus Convenio, convertido en indicativo de la diversa realidad de cada empresa, lo que, junto con la referida Masa Salarial, explica que sea un convenio de directa y útil aplicación a la gran y a la pequeña empresa, así como que existan con tan pocos convenios de empresa separados del general sectorial. Negociación de la aplicación del incremento sobre la Masa Salarial que permite corregir prácticas discriminatorias.
·     La prevención en salud y seguridad, con los mapas de riesgos y el desarrollo de nuevas referencias, como los riesgos psicosociales. Delegad@s de medioambiente. Comités de seguridad intercontratas, de aplicación a las empresas en red, particularmente cuando trabajan en un  mismo espacio físico.
·     La política de igualdad y la acción positiva, con delegad@s de igualdad, específica protección frente a la violencia de género
·     La Responsabilidad Social desde el “Compromiso de Progreso” sobre las cuestiones ambientales, posteriormente generalizada a todos los demás ámbitos de las relaciones laborales
·     La organización del trabajo, con particular atención a la ordenación del tiempo de trabajo y a la relación entre la actividad profesional, la clasificación, formación y promoción. Implantación de nuevas tecnologías y teletrabajo.
·     La interlocución en el ámbito europeo

Todo ello de forma no aislada en cada centro de trabajo, sino estrechamente relacionada con la acción sindical sectorial, a lo que ha contribuido de forma decisiva no sólo las normas convencionales referidas sino las formas de intervención de las direcciones sindicales sectoriales, y también empresariales, plasmadas en la Comisión Mixta y su regular funcionamiento no clientelar, así como la mediación gestionada no por “expertos” ajenos a las relaciones laborales, sino por órganos mediadores mixtos sindical-empresariales con un capítulo específico sobre solución de conflictos. O el sistema de encuesta que el convenio establece para el seguimiento de su aplicación como instrumento para la revisión y balance de la misma.

Es esta realidad del convenio la que puede explicar algunos fenómenos de interés, como son:

·     Que en la encuesta sobre aplicación del convenio realizada con ocasión de su 20 aniversario, las respuestas sindicales señalaban en un 43 % de los casos que las relaciones con la empresa eran “buenas”, un 49 %   “regulares” y sólo un 8 % las calificaba de “malas”.
·     Y, sobre todo, que las negativas Reformas Laborales hayan tenido mucha menor incidencia que en otros ámbitos debido a que los problemas que éstas trataban (dando discrecionalidad y arbitrariedad a las direcciones empresariales) habían sido ya abordados desde el convenio pero con instrumentos de intervención sindical que han demostrado su eficacia.

Todo ello ha sido posible tanto por la acción sindical a lo largo de años, como porque la representación  empresarial en el convenio, FEIQUE como organización empresarial sectorial, y también en la mayoría de empresas, han entendido que los sindicatos no somos un mal inevitable, sino un instrumento necesario y útil para canalizar la sí inevitable, y positiva, tensión social.
Y como colofón de estas consideraciones sobre el convenio, quiero señalar la respuesta de los trabajadores del sector, traducida en las elecciones sindicales y en el nivel de sindicalización que expresan:

CCOO y UGT tenemos en este momento conjuntamente un 79 % de la representación sindical en los centros de trabajo del ámbito del Convenio General de la Industria Química (en los que se integran la gran mayoría de empresas –granes y pequeñas- y de trabajadores del sector), por delante de la sindicación de las empresas con convenio propio, que es del 72 % para ambos sindicatos, y por delante de la que ostentan en el conjunto de sectores, que es del 68%.

Este convenio ha de servir por ello para abordar en las mejores condiciones problemas ya de hoy y sin duda prioritarios en el mañana inmediato, como son la reorganización empresarial con las empresas en red, la digitalización de la economía, etc., etc.

¡Larga vida pues al Convenio General de la Industria Química!

¡Muchas gracias! 


domingo, 2 de diciembre de 2018

HOY COMIENZA EL 4º CONGRESO DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL INTERNACIONAL, CSI, en Copenhague




La CSI es hoy la única organización sindical internacional con una proyección global que le permite plantear propuestas e impulsar iniciativas de acción sindical de ámbito mundial.

Precisamente hoy comienza en Copenhague su 4º Congreso (https://www.ituc-csi.org/4o-congreso-mundial-de-la-csi-20768?lang=en),  lo que me lleva a una elemental pregunta: ¿Cuántos trabajadores del mundo, cuántos en España, lo saben? Y, de entre los que lo saben, ¿cuántos saben de qué se va a discutir en este magno Congreso?, y, aún, de entre los que sepan algo de lo que se va a hablar, ¿cuántos han tenido ocasión de examinar los contenidos de tal Congreso y aportar ideas al respecto?. Y, sobre todo, ¿cuántos de los órganos de dirección sindical?

Los grandes países del G20 hablan del mundo y de sus propuestas para incidir en el devenir del planeta. El sindicalismo, parece, también, aunque no sepamos muy bien en qué sentido, con qué prioridades. Porque problemas sí los hay, problemas que parece estamos todos de acuerdo en que tienen enorme repercusión en las actuales condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora mundial.

En diversas ocasiones he apuntado algunas ideas al respecto, con una síntesis en este trabajo: http://iboix.blogspot.com/2017/10/en-la-globalizacion-sindicalismo-global.html.

Cuando me he planteado qué decir en relación con este 4º Congreso me he acordado de una carta abierta que dirigí a Guy Ryder, entonces Secretario General de la CSI, en abril de 2010 (http://iboix.blogspot.com/2010/04/carta-abierta-al-companero-guy-ryder.html), abordando esencialmente el interés del “nuevo internacionalismo sindical”, anunciado con la creación  de la CSI y del que nada se ha sabido después.

Creo, lamentablemente, que hoy podría repetir las mismas preguntas y preocupaciones, probablemente con un tono algo más pesimista por considerar que los problemas son los mismos, pero más graves, sobre todo por la falta de clara respuesta sindical.
Una  novedad se plantea en este Congreso: hay una candidatura alternativa a la de Sharon Barrow (que es Secretaria General desde 2010 y vuelve a presentarse), la de Susanna Gamusso, Secretaria General hasta ahora de la CGIL italiana, que, en sus planteamientos, apela esencialmente a la necesidad de renovación, reivindicando reglas claras: https://www.susannacamusso.info/2018/11/29/la-csi-que-queremos/?fbclid=IwAR3j2IzowvpyCxzes-DtmISQdnr6IoV4exHs22FmQLGCLOpgja5MqWiStSY


Estemos atentos pues a los resultados del Congreso, no sólo como información de evidente interés, sino como referencia para la acción sindical, la global y la local, la de cada día.