miércoles, 24 de agosto de 2016

La rebelión de los proveedores en las cadenas de producción de las multinacionales. El conflicto de Volkswagen con el Grupo Prevent o el comienzo del final de los métodos de “Superlópez”.



Bienvenido sea el conflicto entre la multinacional Volkswagen y uno de sus proveedores, el Grupo Prevent, con sede en Bosnia-Herzegobina, que fabrica piezas para las cajas de cambio y provee además de telas y cuero para los asientos de los automóviles VW de las marcas Golf, Passat, Tiguan y Touran.
Y bienvenido también el acuerdo al que han llegado después de varios días en los que el Grupo Prevent bloqueó su suministro provocando pérdidas importantes a la multinacional alemana y caída de su cotización en bolsa, así como una reducción de tiempo de trabajo y de salario a varios miles de trabajadores de 6 plantas alemanas de la casa matriz de VW.
La revista empresarial alemana WirtschaftsWoche afirma que se trata de un “peligroso precedente”. Peligroso ciertamente porque quiebra la práctica de un modelo de relación mundial de las multinacionales con sus proveedores a los que fijan unilateralmente precios, calidad, plazos de suministro, … , un modelo uno de cuyos impulsores fue nuestro “Superlópez” (Don José Ignacio López de Arriortúa, ingeniero vasco que pasó por varias multinacionales para finalizar en Volkswagen), famoso también como causante de uno de los mayores escándalos de espionaje industrial que obligó a VW a pagar a General Motors 100 millones de dólares y a comprarle durante 7 años por valor de 1.000 millones. 
Decía “bienvenidos” el conflicto y el acuerdo porque han aireado un problema de primera magnitud hoy, las relaciones entre las cabeceras de las multinacionales y las empresas de sus cadenas de producción. Una relación de poder con muy importantes repercusiones en las condiciones de trabajo en estas cadenas de producción, que lo son a la vez de subcontratación, que se extienden por todo el mundo y que llegan en general a los países emergentes con peores condiciones de trabajo.
Bienvenidos pues si se cumplen los miedos de la revista alemana y entra en crisis este modelo porque de ello podrían surgir mejores condiciones para la acción sindical por la dignidad del trabajo en el mundo.
Desde el primer día del conflicto, hemos visto al sindicato alemán IG Metall preocuparse por su repercusión en los salarios de los trabajadores alemanes. Es lo que le correspondía. Pero no hemos visto (¡ojala me equivocara!) ninguna referencia a las condiciones de trabajo de los trabajadores de sus proveedores del Grupo Prevent, ni por parte del sindicalismo alemán ni de la Federación Sindical Internacional IndustriALL Global Union.
Esperemos que este conflicto ayude a superar las dificultades sindicales para abordar el trabajo decente en las cadenas de producción mundiales, donde trabaja aproximadamente el 50% de la clase trabajadora del planeta, aunque solamente el 3% sea plantilla directa de las multinacionales.