miércoles, 4 de febrero de 2015

Comentando con José Luis López Bulla sus matices sobre el CONGRESO SINDICAL CONSTITUYENTE, o REFUNDACIONAL


Hola José Luis, de nuevo sobre el tema, ¿nuestro tema?, ¿sólo nuestro tema?. Espero que pueda interesar a alguien más, también a bastantes de la mayoría silenciosa (aunque no necesariamente desorganizada). No creo que estemos hablando de una cuestión baladí.

Lo cierto es que parece que tú y yo estamos esencialmente de acuerdo, como se desprende de tú última aportación: Mis matices con Isidor Boix sobre el CONGRESO SINDICAL CONSTITUYENTE

Para abordar lo que estamos comentando últimamente creo que se trata de reflexionar sobre dos procesos efectivamente distintos (constitución de un sindicato unitario, o refundación de un sindicato ya constituido – menos distintos creo sin embargo que las derivadas y los integrales-) pero que a la vez pueden ser similares en su proceso.

Distintos por:

·         El núcleo convocante: o de los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, en el supuesto de una convocatoria para la unidad sindical, o de uno sólo o de cada uno por separado, si se trata de la iniciativa para la refundación del que así lo estime oportuno.
·      El colectivo convocado: el conjunto de la clase trabajadora en un caso, o el ámbito propio del convocante en el otro. En ambos entiendo que la iniciativa se debería dirigir no sólo a los espacios de la actual afiliación, sino a los de adhesión (una necesaria referencia serían los espacios del voto en las elecciones sindicales de empresa), y también al del vacío sindical (el de la abstención y el de las empresas sin representación sindical electoral)
·     Distintos evidentemente también por el resultado final: un nuevo sindicato unitario (probablemente no único, pero con una clara hegemonía) en el primer supuesto, o un renovado sindicato en el espacio del pluralismo sindical en el segundo.

Y similares por:

·         El impulso organizado, orientando y estimulando la espontaneidad, ya que se trata de procesos dirigidos desde núcleos sindicales existentes, organizados.
·        El amplio proceso participativo, sustituyendo las muy elaboradas tesis previas por una escueta y clara convocatoria, con además una encuesta o guión para establecer el punto de partida (experiencia reciente –planteamientos, resultados, …-, problemas pendientes, …) y un índice, sólo índice y además abierto, de las posibles propuestas para el inmediato futuro.
·       La sustitución del derecho de enmienda por el derecho de elaboración, con la voluntad inequívoca de impulsar un amplio proceso participativo, de impulsar la iniciativa individual y colectiva.

Para cerrar esta nueva incursión en el tema permitidme recodar algo señalado en la entrada de este debate: esta sacudida a las actuales y heredadas inercias viene en mi opinión aconsejada, sino exigida, por una muy difícil coyuntura generada por la crisis, por las respuestas que le hemos dado y los resultados obtenidos, por la aparente desmovilización y/o desmoralización colectiva y también de las vanguardias, a la vez que por el positivo resurgir de una voluntad de intervención y participación, individualista en ocasiones, teñida además de una evidente desconfianza hacia las actuales formas sociales organizadas. Por ello me parece necesario, y a la vez posible, retomar la iniciativa para constituir, reconstituir, refundar, reinventar, …, el sindicalismo organizado. 


En todo caso, con estas u otras fórmulas, creo que estamos ante un muy importante desafío: cómo hacer aflorar la sin duda enorme energía latente en la clase trabajadora, cómo transformarla en una fuerza eficaz, como construir el nuevo o renovado sindicalismo del siglo XXI.

lunes, 2 de febrero de 2015

A vueltas con el PROCESO SINDICAL CONSTITUYENTE

El pasado 30 de enero José Luis López Bulla, en su blog "metiendo bulla", comentaba (El valor del congreso sindical constituyente; el mérito de un proceso) algunas observaciones recibidas en relación con nuestra conversación  sobre un posible PROCESO SINDICAL CONSTITUYENTE (Texto íntegro - hacia un congreso sindical constituyente).

En ningún momento José Luis y yo hemos pretendido cerrar esta discusión en el marco de un amplio debate sindical abierto en el mismo blog, y de hecho abierto en la sociedad. Por ello me ha parecido útil incorporar algunos comentarios a esta última incursión de mi "viejo amigo" (para copiarle uno de los términos por él utilizados). Éstos son:

Hola José Luis, en nuestras propuestas, sugerencias, preguntas, no había en ningún momento pretensión de pontificar, pero sí un cierto intento de remover las aguas. Y por lo que dices parece que algo se mueve, de lo contrario hubiera tenido una duda: o no hemos sabido explicarnos, o no hay vida ahí. Pues parece que sí. Por ello respondo a tu última invitación, o provocación (en el mejor sentido de la palabra).

Creo que coincidimos en algunos aspectos esenciales:

1) No se trata de recuperar el Congreso Constituyente que no fue en la transición. La actual problemática social, la realidad organizativa, la propia historia del sindicalismo organizado, el mundo además, son bastante distintos,

2) La deseada y deseable unidad sindical no puede resultar de una operación administrativa gestionada por las alturas, sino de un proceso de movilización sindical desde los centros de trabajo, y, hoy, también desde el paro. No estoy seguro que deba coincidir con una muy activa movilización reivindicativa, pero sí participativa,

3) La unidad de acción, construida y consolidada a lo largo de años, es una necesaria referencia, un punto de partida esencial. Seguramente una estación de tránsito que sólo resultará irreversible si se traduce en unidad sindical organizada, y

4) Muy ejemplares la parábolas de tus recuerdos, para que nadie entienda su función sindical como patrimonio personal.

Me parece al mismo tiempo que donde más matices distintos aparecen, o se intuyen, es en la utilidad del modelo para un proceso de “refundación”, al que parece que sólo yo estoy aludiendo. Opino que un  proceso “constituyente”, “refundacional” (desde el espacio electoral sindical de quien lo asuma, estimulando además el actual espacio de vacío sindical), podría suponer un positivo revulsivo para “reinventar” el necesario sindicalismo capaz de sintetizar reivindicaciones y revitalizar la actividad sindical. Un tal proceso podría despertar energías latentes, provocar un gran impulso social para proyectarse además sobre la dura realidad en la que debe operar el sindicalismo de este momento.

Se trata en realidad de dos marcos no contrapuestos en los que aplicar un criterio similar. Es más, el parcial podría ser un buen estímulo para abordar en un no demasiado lejano momento el unitario proceso sindical constituyente.

Mantengamos en todo caso abiertos los oídos a las voces que este debate pueda estimular.