miércoles, 3 de junio de 2009

Sobre "ASAMBLEA OBRERA" de SEAT - años 1970-1975

Los amigos que dirigen el "Memorial Democràtic dels treballadors de SEAT" me pidieron unas notas sobre mi experiencia en relación con el boletín "Órgano de los trabajadores de SEAT" que titulamos "ASAMBLEA OBRERA" y en cuya elaboración participé activamente en esos años. Transcribo a continuación el material que les he enviado:


“Asamblea Obrera” de SEAT
una experiencia de dirección política y sindical, de comunicación,
y un testimonio de la movilización obrera
en la etapa final de la dictadura franquista


He situado en el título la expresión “dirección política y sindical” porque creo que es el elemento principal. Seguramente puede, y debe, considerarse también lo que “Asamblea Obrera” supuso como experiencia de comunicación en los años 70, es decir desde la prensa clandestina en la última etapa del franquismo, y a la vez como testimonio de lo que iba sucediendo en la fábrica. Pero considero que lo esencial es su carácter de instrumento de “dirección”, del que deriva precisamente el de “comunicación”. Y, para mí., fue también una muy importante experiencia vital, mi aprendizaje de la acción “sociopolítica”, y también de importante referencia para mi posterior trabajo sindical.

Conocer las circunstancias que dieron lugar a su nacimiento, el 2 de enero de 1970, creo que ayudarán a entender bastantes de los elementos de su larga historia, concretamente de la etapa que suponen sus 134 primeros números, los que fuimos sacando a la luz desde ese 2 de enero de 1970 hasta el 27 de mayo de 1975, fecha que corresponde al que creo fue el último ejemplar en el que participé. El final de mi contribución a “Asamblea Obrera” se produce como consecuencia de la decisión del CE del PSUC de apartarme de mi responsabilidad en el trabajo político y sindical hacia SEAT desde la dirección del Partido (con mayúscula y como único que mereciera tal denominación, pues así vivíamos entonces lo que suponía el PSUC y el PCE, y seguramente no sólo los que en ellos militábamos).
En mayo de 1968 me hice cargo, como miembro del Comité de Barcelona del PSUC al que acababa de incorporarme, de la responsabilidad de dirigir la organización del Partido en SEAT. Pusimos en marcha una única célula comunista de 3 miembros, funcionando regularmente, con Rufino Vas (como responsable político), Silvestre Gilaberte y Faustino García, a la vez que manteníamos relación con anteriores militantes y simpatizantes comunistas. La única actividad hacia la fábrica que recuerdo en una primera etapa fue la elaboración de una octavilla con motivo del 1º de mayo y poca cosa más.
El Estado de Excepción de 1969 significó un nuevo parón y en cierta forma un punto de inflexión, el arranque de una nueva etapa, hasta que en otoño de ese mismo año comienza la actividad en torno al VI Convenio Colectivo y con ella el impulso definitivo de esta nueva etapa en el trabajo sindical y político que supuso el intenso periodo 1969-1975.
En torno a la negociación del convenio se extendieron las asambleas en los talleres, alcanzando una participación de unos 10.000 trabajadores, sobre un total de los 25.000 que había en aquel momento en Zona Franca. En una reunión en casa de Rufino de los 3 de la célula del PSUC y yo, junto con algunos simpatizantes (con los que empezamos a orientar las asambleas, su contenido y la plataforma que firmaron con nombre y apellidos y “matrícula” 2.500 trabajadores) se acordó iniciar una publicación para impulsar y coordinar la movilización. Discutimos el título y el subtítulo, acordando lo de “Asamblea Obrera” (como expresión de las asambleas que se convertían en instrumento esencial de movilización sindical) y “órgano de los trabajadores de SEAT”. Este subtítulo fue, en un primer momento, una expresión de distanciamiento respecto a una “Comisión Obrera” que habían sufrido un fuerte desgaste en años anteriores y eran más bien en aquel momento sinónimo de actividad clandestina con escasa incidencia entre los trabajadores. El subtítulo se mantuvo siempre, aunque al poco tiempo ASAMBLEA OBRERA informaba de las propuestas de COMISIONES OBRERAS y en sus páginas, y más ampliamente en las del “Boletín de SOLIDARIDAD”, se daba cuenta de las propuestas de las CC.OO., así como la cuantía del fondo solidario destinado al “funcionamiento de la Comisión Obrera”.
El “órgano de los trabajadores” era por ello también portavoz real y público de CC.OO. en la empresa, aunque sólo fue después de la transición, materializada ya la pluralidad sindical con la activa presencia de UGT, cuando se convirtió formalmente en “órgano de CC.OO.”. En su número 8, de julio-agosto 1970, se aborda precisamente una explicación de que son, como trabajan, las “comisiones obreras”, con minúscula aún en el título de “Asamblea Obrera”, y se apunta a ésta como una forma de trabajo de las “comisiones obreras”.
El 2 de enero de 1970 salía el primer número, el 7 el segundo y el 24 el tercero. 3 números en un mes. Este ritmo de aparición de una publicación clandestina, junto con su distribución en la misma fecha, señala una de sus características, la proximidad a los acontecimientos y, muchas veces, la organización de la propia acción sindical del momento a través de sus contendidos.
Otros elementos que explican las características y función de “Asamblea Obrera” son sus contenidos, muy ligados a los problemas del día a día en la fábrica, y su formato, en general de un folio por las dos caras. Características y función que resultan también de su forma de elaboración, edición y distribución de este “órgano de los trabajadores”, con una tirada de 1.000 a 2.000 ejemplares, y que entraba en la fábrica en paquetitos de unos 15 a 25 ejemplares doblados, ocultos en la ropa, o en el bocadillo, de los trabajadores y trabajadoras.
Detengámonos en cada uno de estos aspectos, pero antes conviene hacer una referencia a la relación entre actividad política, del PSUC en este caso, y sindical, las “comisiones obreras” en su sentido más amplio

Política y sindicalismo: PSUC y “comisiones obreras”, aún no “Comisiones Obreras”
Me parece necesaria una breve referencia a las formas de trabajo del PSUC en relación con SEAT, tal como se aplicó desde el Estado de Excepción del 69 hasta la transición, etapa en la que asumí tal responsabilidad desde la dirección del Partido, tanto desde el Comité de Barcelona como desde el Secretariado del Comité Ejecutivo. Esta tarea constituía en la práctica mi responsabilidad prioritaria y a la que creo dediqué seguramente la mayor proporción de mi tiempo de dedicación plena a la actividad partidista, “gracias” a la situación de “liberado” a la que me empujó la “orden de busca y captura” emanada del mencionado Estado de Excepción.
Con las movilizaciones del 70, que dieron lugar al nacimiento de “Asamblea Obrera”, entendimos las enormes posibilidades que podían resultar de un continuado trabajo político y sindical en una empresa como SEAT , lo que llevó a mi dedicación prioritaria a esta tarea y a que los dirigentes obreros de SEAT, las decenas que surgían de cada acción, vieran la proximidad del Partido no tanto como un riesgo sino como una ayuda para desarrollar su función en los talleres. Se fue tejiendo así una amplia y compleja, aparentemente poco estructurada, poco formalizada y poco aprehensible además por la policía, red de relaciones, de coordinación, de transmisión de informaciones y de ideas, de vehículo para las orientaciones de movilización, así como de documentación escrita, de “Asamblea Obrera” en primer lugar.
La relación regular con y entre los principales dirigentes se establecía fuera de la fábrica esencialmente a través mía y de Silvestre, acompañados en diversos momentos por otros caracterizados dirigentes como Pedro López Provencio, Armando Varo, Carlos Vallejo, Adriano Maseda, Peris, Marín, Alfonso Rodriguez, … Todos ellos, con Silvestre, representaban a la vez la dirección política y sindical, sin ninguna dificultad para que yo me integrara en su red de relación de confianza, de dirección práctica, de coordinación, acudiendo con mucha frecuencia a sus domicilios para llevar y recoger informaciones e ideas, facilitado todo ello por las propias condiciones de concentración obrera en algunas barriadas como Bellvitge y Ciudad Satélite, y localidades como Santa Coloma u Hospitalet, o las particularidades de construcción de los bloques de Bellvitge que permitían subir por entradas distintas a las de sus viviendas (previsiblemente vigiladas por la policía en muchas ocasiones) al estar comunicadas todas las escaleras de un bloque por las amplias terrazas que lo cubrían.
Se trataba de una relaciones desde el exterior complementadas por las que se desarrollaban en el interior, en cada taller y entre los talleres, aprovechando las concretas facilidades de movimiento de algunos cuadros sindicales, unos por razones profesionales, otros por la protección que para su movimiento suponía la protección del conjunto de trabajadores.

Elaboración de “Asamblea Obrera”
La relación permanente que estas redes sindicales y políticas permitían era un vehículo para que la información fluyera con facilidad y que en pocas horas el núcleo de dirección conociéramos lo esencial de lo que sucedía en todos los rincones de la fábrica. Lo que sucedía y el estado de ánimo, las opiniones, preocupaciones, ideas, de los dirigentes de cada taller, también lo que decía la dirección de la empresa. Estos datos, integrados en las ideas de conjunto, de estrategia sindical y política, junto con los elementos esenciales de lo que sucedía en otros centros de trabajo de Barcelona, de Catalunya, de toda España, de lo esencial incluso de los acontecimientos mundiales (particularmente de las movilizaciones sindicales o de acontecimientos de tal significación como la portuguesa “Revolución de los claveles” o la guerra de Vietnam) constituían el material base para elaborar “Asamblea Obrera”.
El redactado final fue mío hasta el nº 134, creo que puedo afirmar que en un 100%, ya que no recuerdo otra forma de redacción final antes de la impresión. Muchas veces estuvo precedida de una discusión con Silvestre sobre la base de un borrador preparado por mí o por él, otras, menos, era resultado de una más amplia discusión colectiva en lo que era mi núcleo de trabajo regular y que se correspondía bastante con lo que habíamos constituido como “Comité de Partido” –PSUC- en SEAT. Muchas veces era resultado de los temas y criterios que había podido comentar con unos u otros de los dirigentes de taller.
Este sistema, formalmente tan poco democrático, no fue objeto en ningún caso de reclamación o protesta por los dirigentes obreros de SEAT, ni siquiera por parte de algunos dirigentes obreros menos vinculados al PSUC. Y conviene tener en cuenta que a través de “Asamblea Obrera” se daban orientaciones y consignas concretas, a veces día a día, sobre el qué hacer en la fábrica.

Edición de “Asamblea Obrera”, su distribución
La edición tenía que adecuarse obviamente a esta voluntad de dirección concreta, inmediata, estrechamente ligada a los acontecimientos diarios en la fábrica. Por ello era necesario tener una máquina (cicloestil) próxima y un circuito redacción-cliché-edición-distribución muy ágil.
Los clichés, tras la redacción, los picaba yo en mi casa. Y en una primera etapa (no creo que durara más de un año) se los pasaba a Silvestre que los llevaba a la cicloestil instalada en la casa de un trabajador de SEAT muy poco conocido, que vivía en el barrio de Horta, donde él, ayudado muchas veces por el propio Silvestre, lo editaba y empaquetaba, para repartirlo entre los que luego los entrarían en pequeños paquetes en la fábrica.
Luego, en la etapa más larga, hasta mayo del 75, la cicloestil primero y las cicloestiles –dos- luego, estuvieron un tiempo en casa de Silvestre y luego, los más, en la mía, donde finalmente la actividad más importante de impresión y empaquetado recayó en Rosa Turell, médico de la Residencia del Valle Hebrón, la madre de mi hijo Marc, con quien conviví todos aquellos años.
La primera máquina no recuerdo de donde procedía, probablemente nos la facilitó el Partido. Luego fueron dos cicloestiles que compramos con los recursos solidarios recogidos en la propia fábrica y aportados por la amplia solidaridad económica procedente del movimiento obrero y también antifranquista de Barcelona, de Catalunya, de toda España, también del sindicalismo italiano (particularmente de la CGIL de FIAT). Luego volveré sobre el tema de la organización y utilización de la amplia solidaridad económica estimulada por la casi permanente movilización obrera de SEAT en estos años.
Los frecuentes y posibles registros en las entradas de los talleres aconsejaban pequeños paquetes que pudieran esconderse en la ropa o en los bocadillos. Por ello preparábamos paquetes en general de unos 20 ejemplares doblados, lo que exigía un grupo importante de compañeros que los llevaran a los talleres. Habitualmente yo llevaba el conjunto de paquetitos, de 100 a 200, en general a Silvestre, a veces a Carlos Vallejo o a Adriano Maseda, o a los que en cada momento ejercían como “responsable político” del PSUC en la fábrica, función ésta que casi cada año iba cambiando por la sucesión de medidas disciplinarias (detenciones y despidos) tomadas por la dirección de la empresa y la policía. Recuerdo precisamente que uno de éstos, Peris, al constituir el Comité del Partido del que él iba a ser su responsable (creo que en casa de Maite, la que era o iba a ser su mujer), dijo “ahora ya sabemos quienes serán los próximos despedidos”, lo que fue efectivamente cierto, aunque la represión nunca pudo terminar con la movilización obrera en la fábrica. Recuerdo que sólo hubo un periodo en el que mi relación con la red de activistas en la fábrica pasaba únicamente por una persona, se trataba de Adriano Maseda que con mucho valor y eficacia cubrió una importante etapa.
Lo cierto es que a lo largo de estos 5 años fueron muchos los dirigentes obreros detenidos y despedidos, aunque la policía nunca logró determinar cuál era estructura del Partido ni impedir su funcionamiento, y todos ellos, excepto los 500 de 1975, ganaron los juicios en Magistratura, unos para volver a sus puestos de trabajo por la presión ejercida desde los talleres, otros dejando la fábrica con indemnizaciones. Y todos, incluso los quedaron en la calle sin despido formal por estar en la cárcel o trabajar con prestamistas, como Silvestre Gilaberte o Diosdado Toledano, pudieron volver a SEAT con la Amnistía Laboral de 1977 en lo que fue, creo, la primera y más amplia aplicación de la Ley de Amnistía.
La forma de entrar “Asamblea Obrera” en los talleres tenía importantes repercusiones, no sólo desde el punto de vista de cómo eludíamos el control de empresa y policía, pues contribuía a su difusión mayoritariamente de mano en mano y a la vez iba tejiendo lazos de confianza y solidaridad entre los trabajadores, con evidente y positiva repercusión en el reforzamiento de la estructura de las “comisiones obreras” y del Partido en la fábrica.
El circuito que llevaba de la discusión entre los dirigentes obreros hasta la redacción, impresión y distribución de AO era por todo ello muy ágil, pudiendo estar en los talleres el ejemplar que incluía noticias del día anterior y orientaciones y consignas para el mismo día.
El único número que recuerdo tuvo un proceso de elaboración, edición y distribución distinto, fue el nº 100, de septiembre 1974, de 15 páginas, titulado “número extraordinario” y “5 años de lucha”, que fue impreso en las máquinas del PSUC y cuyo contenido puede resumirse señalando que contenía 2 columnas para cada año, una era “luchas más importantes”, la otra “victorias conseguidas”, y varios apartados titulados “la solidaridad económica en cifras” (dando cuenta de que el total recogido hasta aquel momento, desde julio 1971, era de 4.378.698 ptas., de las que 1.956.672 procedieron de los talleres de la propia SEAT), “los despedidos en la lucha de SEAT”, “la clase obrera de SEAT en el movimiento obrero internacional”, “Comisiones Obreras hoy”, “Comisiones Obreras en cada taller, en cada sección”, “La Junta democrática de España: una auténtica alternativa de gobierno”, “Perspectiva de la lucha obrera en los próximos meses. Perspectivas concretas en SEAT”.

El “Boletín de Solidaridad”
La solidaridad económica frente a la represión ha sido siempre un importante medio de combatir todas las dictaduras, de apoyar económicamente a los represaliados (en este caso sancionados, despedidos y detenidos esencialmente), contribuyendo a que no se sintieran solos, y a que la organización real, sociopolítica, siguiera tejiendo su malla. Una solidaridad económica cuya recogida y administración ha sido también un eficaz instrumento de organización.
Y así lo fue en SEAT en esos años. El nº 15 de AO, de 25 de enero de 1971, empezó a publicar la “lista nº 1” de solidaridad económica, con un total de 42.196 ptas., y con la indicación de las cantidades entregadas ya a los detenidos.
El nº 100 de AO (“número extraordinario de Asamblea Obrera”) de septiembre 1974 hace un resumen y balance de ·”5 años de lucha” con un capítulo dedicado a la solidaridad económica de ese periodo. Sus cifras tienen un evidente interés:
o Total general desde julio 1971: 4.378.698 ptas.
o Total recogido en los talleres de SEAT: 1.956.672 “
o Total solidaridad económica del resto de España 957.338 “
o Total solidaridad internacional (principalmente de Italia) 1.464.618 “
E informaba de su distribución:
o Solidaridad con los despedidos 1.331.892 “
o Solidaridad con los sancionados 895.836 “
o Fianzas y multas, solidaridad con los detenidos 594.161 “
o Solidaridad con luchas obreras en otras empresas 509.286 “
o Gastos de funcionamiento de la Comisión Obrera de SEAT 505.386 “
o Viajes de delegaciones de trabajadores de SEAT 204.337 “
o Solidaridad con el Vietnam 6.841 “
Y en cada uno de los nºs del boletín de solidaridad se iban indicando detalladamente las cantidades recogidas, con la fórmula, seudónimo o contraseña que con cada aportación se nos indicaba. Los gastos también se detallaban con nombres de los despedidos o detenidos, así como el desglose de los gastos de la Comisión Obrera.
Este fondo solidario nos permitió mantener permanentemente de 1 a 3 “liberados” de la Comisión Obrera durante todo este periodo, con un salario de 12.000 ptas. mensuales.
El total correspondiente a los 23 nºs de este boletín, desde junio 1971 hasta marzo 1975, fue de 9.524.193 ptas., correspondiendo a las huelgas de otoño invierno 74-75 una cantidad importante.

“El Comunista”
Fue éste el órgano del “Comité del PSUC en SEAT”. Su existencia, y función, constituye el tercer pilar (junto con AO y el Boletín de Solidaridad) necesario para entender el trabajo político, sindical, sociopolítico, en SEAT en estos años. El primer nº fue de julio 1970 y estaba dedicado a explicar los criterios políticos del Partido sobre la “utilización de las posibilidades legales” y el porque de la participación en las “elecciones sindicales” del sindicato vertical, la CNS, haciendo frente a las posiciones que preconizaban la abstención.
En esta etapa se publicaron diversos números, de los que el último que he podido encontrar es el 9, de septiembre 1973. No recuerdo en este momento si se publicaron más números, y creo que después de mi separación de la responsabilidad de dirección política de SEAT no volvió a aparecer.
Uno de los argumentos para mi separación de la responsabilidad de dirección política de SEAT desde el PSUC fue precisamente mi negativa a traducir la opinión mayoritaria del Comité Ejecutivo en un nº de “El Comunista”, como se había decidido en éste con sólo mi voto en contra y la opinión coincidente con la mía de Silvestre, invitado a esta reunión. Una decisión del CE que pretendía hacer desde las páginas de “El Comunista” la “autocrítica” de las movilizaciones de diciembre de 1974 y enero de 1975 por considerarlas “radicalizadas”, “izquierdistas”. Se trataba de análisis no planteado en el curso de las propias movilizaciones y exteriorizado solamente, y curiosamente, a raíz de la sentencia de Magistratura del Trabajo dando como “procedentes”, por primera vez en todos estos años, los despidos producidos como respuesta de la empresa a las huelgas de este periodo. Mi negativa se basaba en mi propuesta, y decisión, de aceptar solamente la valoración que al respecto se hiciera en el Comité del Partido de SEAT, pero el Comité Ejecutivo no consideró conveniente convocarlo a tal fin, sin darme la posibilidad de acudir por mi parte a este órgano del Partido, el directamente implicado en la movilización obrera en SEAT, para debatir la cuestión y trasladar a su órgano de expresión las conclusiones del debate. El CE tampoco publicó tales conclusiones sobre la movilización de SEAT a los órganos del Partido del Cte. de Barcelona o del propio CE.
“El Comunista” hacía en general balances políticos de lo acontecido en SEAT y en España en la etapa desde el nº anterior, o, en el nº 5 (de septiembre de 1971) el balance de 2 años, y el nº 7 (marzo 1973) desde la ocupación del 18 de octubre de 1971 al VII Convenio.
En general los nºs de “El Comunista” iban ligados (como resumen de sus conclusiones) a reuniones formales del núcleo de dirección obrera en la fábrica, la mayoría de ellas con presencia de Miguel Núñez (el camarada “Saltor”), responsable político del Cte. De Barcelona y miembro del Comité Ejecutivo y del Secretariado del Partido. De algún número se hacía una primera y más reducida tirada como “proyecto”, para que una vez revisado por algunos de los dirigentes obreros, individualmente o en reunión, e incorporadas sus propuestas individuales o colectivas, pudiera ser editado. De ello sólo me queda la constancia gráfica del nº 9, del que tengo el “proyecto” y el ejemplar definitivo, ciertamente muy parecidos, pero no idénticos.
Los nºs de menor extensión (los nºs 1 y 2 eran de un folio por las dos caras) los editaba en la misma cicloestil que “Asamblea Obrera” y el cliché estaba picado con la misma máquina de escribir. Solo modificaba el tipo de letra de la cabecera, que en “El Comunista” aparecía en cursiva.
Creo que se entiende mejor el contenido y la función de ASAMBLEA OBRERA teniendo en cuenta la existencia de este órgano político que analizaba los mismos hechos pero con una expresa referencia a la política y la acción del PSUC y del PCE.

Para cerrar estas notas
Quiero terminar estas notas sobre “Asamblea Obrera” agradeciendo la oportunidad que me ha dado la petición de esta colaboración con la publicación del “Memorial Democràtic dels Treballadors de SEAT” al poder recuperar una colección casi completa de “Asamblea Obrera”, y, con su examen, recuperar también tantos recuerdos de estos años en los que tan viva, ágil, rápida, era la relación entre ideas, propuestas y movilización.
Al redactar e imprimir, empaquetar y llevar, cada número de este “órgano de los trabajadores” tenía una extraña sensación de contacto casi directo con todos y cada uno de los 25.000 trabajadores de SEAT y muy particularmente con las decenas de compañeros con los que construíamos día a día esta red de propuestas de acción y organización, de reflexiones también. Espero que los estudiosos de esta etapa, de las formas y contenidos de la organización y movilización obrera en este periodo, me perdonarán las posibles deformaciones del recuerdo que puede provocar la emoción, aunque creo haber podido plasmar con suficiente objetividad lo que son mis recuerdos de esta etapa y de esta experiencia. Sólo me queda agradecer a tantos y tantos compañeros la experiencia vivida conjuntamente, cuando las palabras fraternidad y solidaridad, compañerismo en definitiva, tanto sentido tenían.

Junio de 2009

Isidor Boix (“Camps”, mi nombre de Partido, como me conocían la casi totalidad de los compañeros de SEAT con los que trabajé en esos años)

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