La recien constituida "Confederación Sindical Internacional (CSI)" ha lanzado esta formulación para, hay que suponer, construir nuevas relaciones sindicales, nuevos contenidos, nuevas formas de acción y organización sindical, para dar probablemente un nuevo sentido también a la solidaridad internacionalista, o transnacional, aplicable sin duda a la solidaridad más próxima también.
Desde el Observatorio "Sindicalismo en la Globalización" de la Fundación 1º de Mayo de nuestra Confederación de CC.OO. hemos organizado un seminario acerca de esta formulación, que tendrá lugar el próximo 26 de noviembre a las 9 horas en el salón de actos de la CONC (Vía Layetana 16, Barcelona).
Dejándome provocar por un querido amigo he enviado a los y las componentes de ese Observatorio y a los previstos ponentes el texto que adjunto:
"A modo de provocación
Queridos compañer@s y amig@s,
Me dirijo a vosotr@s como responsable del Observatorio “Sindicalismo en la Globalización” de la Fundación 1º de Mayo de CC.OO. y, en tanto que tal, del seminario de Barcelona del próximo 26 de noviembre.
A sugerencia de un querido amigo de este Observatorio, os envío unas notas que resumen mi opinión en relación con algunas de las cuestiones que entiendo centrales de entre las fijadas para ese día, con la intención de contribuir así a la discusión.
A propósito del “nuevo internacionalismo sindical”
Considerando un gran acierto haber lanzado desde la CSI esta formulación, me parece necesario empezar afirmando que en mi opinión el “nuevo internacionalismo sindical” aún es hoy un objetivo insinuado, poco definido y cuya lejanía es difícil de medir en tiempo, pero quizás posible en prácticas y conceptos. Precisamente por ello mayor es el mérito de haberlo planteado como fórmula, como título, pero título de un texto pendiente aún de redacción. Considero que desde el sindicalismo organizado no hemos sabido aún desarrollar adecuadamente la idea y, menos, definir cómo avanzar en su construcción a partir de las experiencias que indudablemente existen. Los 7 de octubre (“jornadas de acción sindical mundial”) de 2008 y 2009 nos aportan, creo, elementos de interés, y de preocupación, para esta reflexión. A lo que cabría añadir consideraciones sobre las experiencias de su discusión en los sindicatos, o los primeros textos de las resoluciones del Congreso de la CES de Sevilla, o los que ahora tenemos del próximo Congreso de la CSI de Vancouver.
El “nuevo internacionalismo sindical” debería constituir la esencia del “sindicalismo en la globalización” en la construcción del “sindicato global” que precisamos, pero que, obviamente, no existe.
Partiendo del concepto del sindicato como organización de intereses, lo primero sería definir en torno a qué intereses “globales” podemos o queremos construir el sindicato global.
Un punto de partida debe ser la importante heterogeneidad de la clase trabajadora mundial. En salarios, tiempo de trabajo, condiciones de trabajo, entorno social, …, en jerarquía en la organización del trabajo y en la capacidad de gobierno sobre las propias condiciones de trabajo, en el disfrute de derechos y condiciones de vida, …, también en la condición de trabajador de la economía “formal” o “informal”, inmigrante o no, … Una heterogeneidad entre los trabajadores de diferentes países y continentes, pero heterogeneidad también en la clase trabajadora de cada país.
Y de tal heterogeneidad resultan, necesariamente, intereses contradictorios. El problema está en situar si, a pesar de tales contradicciones, o quizás a partir de ellas, existen intereses comunes, “globales”, de suficiente entidad para construir el colectivo “sindicato global”.
No es fácil establecer cuáles pueden ser tales intereses comunes. De poco serviría una cómoda respuesta del estilo “frente al imperialismo” o “frente a las multinacionales”, o similares, … porque con ella no nos habríamos movido del mismo punto de partida: ¿cómo, en qué y para qué hacerles frente?
Una primera respuesta para establecer cuáles son los posibles intereses homogéneos y comunes creo que puede resultar sencilla: a todos, a toda la clase trabajadora de este nuestro mundo globalizado, nos interesan los derechos del trabajo, los derechos fundamentales, y una buena definición lo constituyen los Convenios de la OIT, la libertad sindical y el derecho de negociación colectiva como primera referencia. Si es así, como creo, habría que desarrollar la idea para abordar las múltiples líneas de trabajo que pudieran resultar en la práctica sindical.
Fue sin duda un gran acierto que la primera y segunda jornadas de acción sindical mundial convocadas por la CSI se situaran en la exigencia del “trabajo decente”, de la dignidad del trabajo, es decir de los derechos fundamentales del trabajo. Un indudable acierto en la convocatoria, pero que, por ello precisamente, exige rigor en el balance de su preparación y de su realización.
El 7 de octubre de 2008 supuso una muy escasa movilización en torno a algo que todos entendimos, al parecer, como clave. Y desde España, sabedores de lo que hicimos, y de lo que no hicimos, nos ha de resultar sorprendente que se considere que fuimos uno de los países más exitosos en esa jornada de acción sindical mundial.
Y el 7 de octubre de 2009, una nueva convocatoria en el contexto de una crisis a la que no dudamos en calificar de “global”, responsabilidad del irresponsable capitalismo mundial (“neoliberal”, “global”, “de casino”, …). Pero su convocatoria, en su concreción práctica, podría traducirse (o resumirse) en lo siguiente: “en cada lugar movilicémonos por lo que nos preocupe más”, lo que en la práctica podía suponer, y supuso, hacer frente a la crisis con intereses y reivindicaciones contradictorias. La fórmula de “por el trabajo decente” figuraba ciertamente en los titulares, pero los contenidos han sido diversos y locales.
En la práctica, el 7 de octubre de 2009 ha constituido una coordinación, una coincidencia en el tiempo, de múltiples jornadas locales y sectoriales. Una pobre aportación además para abordar un problema no secundario, pero que no supimos o no nos atrevimos a plantearlo abiertamente: la crisis ha acentuado inevitables tendencias corporativas del movimiento sindical en todos sus ámbitos, convertidas ya en aislacionistas y proteccionistas en muchos casos, xenófobas incluso, manifestadas en los sindicalismos de cada lugar. Una jornada “mundial” era una buena ocasión para hacerles frente en la explicación y organización. Y desde el “primer mundo”, desde el “Norte”, y desde Europa, era una buena ocasión para explicar y movilizar en torno a un básico: los derechos del trabajo en los países más avanzados, el “modelo social europeo”, sólo podrán defenderse defendiendo los derechos del trabajo en el mundo, a fin de evitar nuestro asilamiento y consiguiente debilitamiento progresivos. La solidaridad que supone defender tales derechos allí donde más abusos se comenten, muchas veces en las cadenas de producción de las grandes multinacionales con cabecera en el Norte, debe asumirse conscientemente como un interés propio, un interés de los que hemos de practicarla.
Algunas experiencias, desgraciadamente no únicas, demuestran la dimensión del problema que supone el crecimiento del localismo ante la crisis, ciertamente “global”, pero ante la cual nos resulta tremendamente difícil establecer líneas de acción “globales”, conjuntas y solidarias cuando surgen tendencias precisamente localistas y proteccionistas frente a los diversos fenómenos que la propia globalización conlleva en los desplazamientos de la actividad productiva, de los bienes producidos y de las personas..
Me estoy refiriendo a situaciones como las de la refinería de Lindsey en el Reino Unido. Y lo que estos días está sucediendo en los proyectos industriales y de empleo de Magna-Opel y las posiciones contradictorias de los sindicatos de los diferentes países –Alemania, Reino Unido, Bélgica, España- en defensa legítima del propio empleo, pero concluyendo acuerdos separados –desde la debilidad de la división y de esencia corporativa de país- con la multinacional, sin capacidad de coordinación y de propuesta única y solidaria, que debería liderar la correspondiente Federación Sindical europea o la Confederación Europea de Sindicatos.
Una pregunta aún para incidir en el planteamiento del reciente 7 de octubre: Para exigir el desbloqueo de los convenios en España (allí donde estuvieran bloqueados), ¿necesitábamos apelar a la violación de los derechos del trabajo en Bangladesh o en China? Para reclamar el derecho a un trabajo digno, con evidentes violaciones también en España, ¿hemos de diluir el sentido de esta jornada de acción, que parecía primar el concepto de solidaridad mundial en defensa de los derechos del trabajo globales, para situar prioritariamente los objetivos particulares de cada lugar? ¿Se pueden contabilizar como sumandos movilizaciones por objetivos dispares?
Entendiendo la acción colectiva como instrumento esencial para la conciencia colectiva de la clase trabajadora, los objetivos de la acción sindical del día a día, en cada lugar, y en torno a sus exigencias más inmediatas, ¿debe servir de excusa para poder participar en una jornada de acción mundial, primando lo corporativo local en lugar de lo colectivo global, en lugar de practicar la solidaridad global entendiendo que interesa también a quienes la ejercen, sin miedo a colocar en esta fecha como prioritario lo global, sin esconderlo detrás de lo particular?
Por ello entiendo que las convocatorias del 7 de octubre de 2008 y 2009, que han constituido un acierto en su formulación inicial, lo han resultado mucho menos en su desarrollo concreto. Este año ha sido por ello, en mi opinión, una ocasión perdida al diluir un motivo unificador y central en una suma de reivindicaciones, legítimas y necesarias, pero que en cada lugar deben tener y tienen dinámicas y objetivos propios y que no precisaban de una jornada de acción sindical “mundial”. Salvo que en ésta se planteara un objetivo central “mundial” resultado de aquellas, como podía ser el “pacto mundial para el empleo” preconizado desde la CSI y la OIT.
Los pobres resultados de este 7 de octubre 2009 confirman además que la prioridad en objetivos particulares dificulta la coincidencia en la acción, ya que lo particular se traduce también en formas y momentos de movilización no necesariamente coincidentes.
Unas notas aún en relación con los que considero planteamientos necesarios para avanzar hacia el sindicato “global”:
o Hay que concretar reivindicaciones “globales”, capaces de unificar conscientemente las exigencias sindicales y las movilizaciones para conquistarlas, que sean expresión de intereses “globales”, superadores de los intereses particulares, resultado de su evidente heterogeneidad, y capaces al mismo tiempo de tutelar éstos.
o Es necesaria una conciencia colectiva de que tales intereses particulares existen y pueden resultar contradictorios: como son las deslocalizaciones, el proteccionismo, las medidas antidumping, …, de modo que deben existir instancias sindicales supranacionales, capaces de mediar entre los diversos ámbitos en los que se plantean, buscando su síntesis, partiendo de un respeto (incluso una protección) de lo contradictorio, interviniendo cuando se traduce en confrontación y haciendo frente directamente a algunas de sus expresiones (xenofobia, …).
o En la defensa de intereses globales, particularmente en el ámbito de las empresas multinacionales, un instrumento necesario es la intervención sindical en la definición, aplicación, control y corrección de sus incumplimientos, de los compromisos de Responsabilidad Social de las empresas. Lo que además debe contribuir a la gobernanza mundial en ausencia de un ordenamiento jurídico internacional de directa y eficaz aplicación.
o Desde la perspectiva de los intereses colectivos globales, es necesaria una capacidad de dirección (y por ello de decisión), no sólo de coordinación (como actualmente ejercen en el mejor de los casos), por parte de las instancias sindicales supranacionales, con órganos de efectiva dirección, no sólo de coordinación.
o Para tal capacidad de decisión y dirección es imprescindible una delegación expresa de competencias a aquellas desde las instancias nacionales, delegación que no se ha producido aún y ante la que se manifiestan reticencias comprensibles pero de necesaria superación.
o Se precisa una interlocución sindical-empresarial en ámbitos supranacionales, globales, con capacidad de negociación y acuerdo de pactos de directa incidencia en las condiciones de trabajo y de vida a todos los ámbitos inferiores. Las evidentes también reticencias empresariales a este tipo de interlocución-negociación sólo se podrán vencer con objetivos comunes y solidarios y con una común y solidaria movilización.
o Es necesario al mismo tiempo que las instancias sindicales supranacionales incidan en las instituciones mundiales (OMC, “G20”, …), como ha empezado a intentarse con cierto éxito.
o Todo ello supone elaborar una plataforma básica para dichas negociaciones, con los derechos básicos comunes en el ámbito considerado.
o Para tales objetivos hay que potenciar la aún hoy muy limitada capacidad de movilización sindical supranacional, planteándosela desde los centros de trabajo, lo que exige una mucho mayor comprensión por parte del colectivo de la clase trabajadora de la incidencia de los temas internacionales en las condiciones diarias de empleo y de trabajo en cada centro de trabajo.
o Y concretar formas de movilización supranacional. No podemos quedarnos sólo en euromanifestaciones. Son necesarios otros “7 de octubre”, distintos a los dos primeros en sus contenidos reales y en sus formas de movilización. ¿Para cuándo huelgas generales de ámbito sectorial o territorial, supranacionales? Porque las actuales limitaciones para su posible convocatoria no son en mi opinión sólo, ni fundamentalmente, de orden legal.
o La necesaria capacidad de decisión de los órganos sindicales supranacionales, y la posible eficacia directa de sus acuerdos, exige nuevas formas de funcionamiento sindical supranacional. Reglas para los acuerdos mayoritarios, que no supongan capacidad de veto, pero que tengan en cuenta las heterogéneas tradiciones sindicales, los desequilibrios afiliativos, de representación, de implantación, de movilización, también financieros, superando bastantes de las prácticas actuales no asumibles para esos nuevos cometidos.
o En la lógica de la defensa y reivindicación de derechos “globales” básicos del trabajo, habrá que plantearse la de mínimos en todos los ámbitos (también en salarios, lo que no es sólo un problema de cifras), superando miedos comprensibles pero inadecuados a que tales niveles mínimos perjudiquen a los que tienen un status superior. Y no sólo por generosa solidaridad, sino por interés propio de todos, lo que es precisamente la mejor base para plantear una eficaz solidaridad.
Se trata, en definitiva, de construir el “nuevo internacionalismo sindical”, considerando la acción sindical internacional como un elemento esencial en la estrategia sindical y una referencia necesaria para la acción sindical diaria
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Recibid querid@s amig@s un cordial abrazo, con la intención de que estas notas contribuyan al trabajo inmediato del Observatorio, suscitando algunos elementos de reflexión y, si cabe, el correspondiente debate, sin miedo a la polémica, con la ventaja de que este seminario, y el Observatorio que lo organiza, no constituyen órganos de dirección ni de decisión, sino de reflexión, lo que nos permite abordar en este caso un tema complejo. Un tema de un ámbito que nos desborda, pero en el que estamos insertos, en el que se manifiestan solemnes afirmaciones, pero con escaso debate aún.
En todo caso, mi amigo ya me dirá si estas notas van en el sentido que él me sugería.
Octubre 2009"
3 comentarios:
Isidor,
utilitzo aquesta via per demanar-te un mail on pogui contactar-te.
Si tens temps, pots mirar el meu blog (pepmolsosa.blogspot.com), on hi ha la meva adressa de correu, i link a una petita web documental.
Fins ara,
Pep
hola isidor, estoy interesado en asistir al seminario que estas organizando, pero no se que canales utilizar, o simplemente me presento y ya esta?.
saludos luis.
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