Esta tarde tenemos una cita en la sede de CCOO de Catalunya para el segundo acto organizado como homenaje a Montserrat Avilés. Intervendremos Javier Tebar, José Luis López Bulla, Joan Carlos Gallego y el que suscribe.
El guión de mi intervención es el siguiente:
· Quiero empezar subrayando, insistiendo
en algo ya apuntado estos días, la muy importante aportación de los despachos
laboralistas a la creación de los “espacios de libertad”, elemento clave en el
desgaste del franquismo e indudable contribución a la transición democrática.
· Quiero también que ello sirva para
reivindicar nuestra transición a la democracia, cuyas críticas hoy abundantes
me sorprenden y entristecen, sobre todo porque expresan en mi opinión una grave
ignorancia de aspectos clave de la misma, entre ellos los contenidos y
repercusiones de la política del PCE y del PSUC. Aquí, hoy, sólo quiero para
apuntarlo. Porque hoy nos hemos convocado para una fiesta y un merecido
homenaje que empezó el pasado día 2 en el Colegio de Abogados y que culmina con
el encuentro festivo del próximo viernes en el Casinet d’Hostafrancs.
· Los “espacios de libertad” significaron el
abierto ejercicio de derechos democráticos frente a las leyes franquistas,
utilizando sus resquicios y sus carencias, no era una acción “clandestina” ni
“ilegal”, tampoco estrictamente legal, quizás “alegal”, además de la denominada
“utilización de las posibilidades
legales” para desbordar la propia legalidad franquista. Lo esencial siempre: la
progresiva pérdida del miedo por amplios sectores de la población, de la clase
trabajadora en las fábricas en primer lugar. A ello contribuyeron sin duda los
despachos laboralistas. “Can Fina”, el despacho laboralista de Albert y
Montserrat, fue una expresión y un impulsor. Con reuniones en las que los
trabajadores hablaban libremente de sus problemas, de sus reivindicaciones, de
sus reclamaciones, organizaban su defensa jurídica, y su solidaridad, frente a
los abusos empresariales, en el salario, en la organización del trabajo, frente
a los despidos y a las detenciones. Defensas en las Magistraturas del Trabajo y
en el Tribunal de Orden Público. Despachos donde organizaban también sus
huelgas, su “comisión obrera”, a veces su célula comunista.
· Los despachos laboralistas no eran sólo
un marco para la coordinación obrera,
eran también un vehículo de enlace de las fábricas con la sociedad, a lo que
contribuían los medios de comunicación (tímidamente primero, luego con más intensidad).
· Espacios de libertad para aprender a
ejercerla, a sentirse libres, a perder el miedo. Y sin miedo los regímenes
totalitarios no aguantan.
· Una construcción de estos espacios de
libertad que nunca fue fácil, con también grandes sacrificios, de los que una
expresión fueron muchos despidos, detenciones, …, y los asesinatos de Atocha.
· vivimos en y desde el despacho las inevitables
contradicciones entre las inercias (organizativas, personales, …) de los largos
años de dictadura y represión, de las necesariamente distintas funciones de los
protagonistas de ambas etapas.
. Juicios en Magistratura, en el TOP, …, pequeñas
y grandes victorias, también derrotas. Individuales y colectivas. Todo ello permite
escribir la historia del despacho como parte de la historia del movimiento
obrero, una importante página de éste.
· Quiero ahora recordar unas pequeñas
anécdotas, pero anécdotas significativas, tres momentos, tres entre mil, del
despacho.
· Una: era diciembre de 1974 o enero de
1975. Era la última gran huelga de la SEAT bajo la dictadura, habíamos sido
aparentemente derrotados porque nos habían despedido a 500 trabajadores
(alguien dijo 501 incorporándome a la lista de represaliados, pero yo no
trabajaba en SEAT, sino con SEAT, con los trabajadores de SEAT). Pero a los pocos meses la victoria en las
elecciones sindicales de la lista de CCOO fue espectacular, una victoria de la
“candidatura obrera unitaria y democrática”, denominación que se generalizó precisamente a partir del
cartel que para la candidatura de SEAT ayudamos a concretar y difundir desde el
despacho. Como contribuimos también desde el despacho a difundir abiertamente
los planteamientos de disputa pública y abierta de los puestos de
representación sindical, primero en las fábricas, luego en las UTT de la CNS, y
a organizar las candidaturas. Con importantes victorias “obreras, unitarias y
democráticas” en la primera fase (en las fábricas) de 1975, y también en la
segunda (sectoriales y territoriales) de 1976. Manuel Pujadas y yo escribimos
un librito al respecto.
· Pero volvamos a la huelga del invierno
74-75. Intentando romperla, la empresa había cerrado la fábrica por 1 día, con
una sanción de 1 día de suspensión de empleo y sueldo a toda la plantilla,
creo, en todo caso a los trabajadores del taller. Propuse a Albert y Montserrat
presentar demandas individuales contra esta sanción. Era un lío considerable organizarlo, acabaron
aceptando, y presentamos unas 10.000 demandas individuales. Lo más importante
fue organizar en la fábrica la distribución de los impresos para la demanda,
recoger su firma y las 5 ptas. para las fotocopias. Y luego llevar los documentos
individualmente al despacho, con colas interminables desde su puerta hacia la
calle. Menos complicada fue la entrega de las 10.000 demandas en la
Magistratura del Trabajo a los estupefactos funcionarios de la misma. No
recuerdo ya cómo se llegó al final, era en realidad lo de menos, pero al final
sé que se ganó.
· Otra: un grupo del despacho íbamos en
septiembre de 1975 al entierro de los que fueron los 5 últimos fusilamientos
del franquismo (3 del FRAP y 2 de ETA) y camino del cementerio nos pararon y
requisaron los DNIs. Presentamos una denuncia por robo contra “personas no
identificadas, vestidas de Guardia Civil” (como yo iré, esa vez sí disfrazado,
en la obrita de teatro del próximo viernes por la tarde). Y a los pocos días nos los
devolvieron sin otras consecuencias.
· Y la tercera, el papel del despacho en
la coordinación e impulso de la convocatoria de la manifestación por la Amnistía
del 1 de febrero de 1976. La convocamos nominalmente varias decenas de
ciudadanos, desde el despacho Albert y yo.
· Quiero también desde aquí dar
públicamente las gracias a Montserrat porque ella y Albert, como principales
responsables del despacho, permitieron que en dos ocasiones éste constituyera
para mí un refugio para seguir trabajando cuando viví (sufrí) algunos
problemitas en las dos formaciones políticas y sindicales de la izquierda
catalana.
· Y para terminar, aún con una referencia
personal: muchas gracias Montserrat por vuestra contribución, vuestra ayuda, a lo
que han sido unos de los años más felices y más interesantes de mi vida, años
de aprendiz de sindicalista.
Por todo ello: ¡muchas gracias Monserrat!