lunes, 6 de mayo de 2013

HOMENAJE a MONTSERRAT AVILÉS, que hoy está aquí con nosotros, y, a través de ella, a los despachos laboralistas en el franquismo, al despacho laboralista “Can Fina”, el de Albert y Montserrat, Albert Fina y Montserrat Avilés, y con ellos algunas decenas de personas a cuyo grupo me siento orgulloso de haber pertenecido

Esta tarde tenemos una cita en la sede de CCOO de Catalunya para el segundo acto organizado como homenaje a Montserrat Avilés. Intervendremos Javier Tebar, José Luis López Bulla, Joan Carlos Gallego y el que suscribe.

El guión  de mi intervención es el siguiente:


·        Quiero empezar subrayando, insistiendo en algo ya apuntado estos días, la muy importante aportación de los despachos laboralistas a la creación de los “espacios de libertad”, elemento clave en el desgaste del franquismo e indudable contribución a la transición democrática.

·    Quiero también que ello sirva para reivindicar nuestra transición a la democracia, cuyas críticas hoy abundantes me sorprenden y entristecen, sobre todo porque expresan en mi opinión una grave ignorancia de aspectos clave de la misma, entre ellos los contenidos y repercusiones de la política del PCE y del PSUC. Aquí, hoy, sólo quiero para apuntarlo. Porque hoy nos hemos convocado para una fiesta y un merecido homenaje que empezó el pasado día 2 en el Colegio de Abogados y que culmina con el encuentro festivo del próximo viernes en el Casinet d’Hostafrancs.

·      Los “espacios de libertad” significaron el abierto ejercicio de derechos democráticos frente a las leyes franquistas, utilizando sus resquicios y sus carencias, no era una acción “clandestina” ni “ilegal”, tampoco estrictamente legal, quizás “alegal”, además de la denominada “utilización  de las posibilidades legales” para desbordar la propia legalidad franquista. Lo esencial siempre: la progresiva pérdida del miedo por amplios sectores de la población, de la clase trabajadora en las fábricas en primer lugar. A ello contribuyeron sin duda los despachos laboralistas. “Can Fina”, el despacho laboralista de Albert y Montserrat, fue una expresión y un impulsor. Con reuniones en las que los trabajadores hablaban libremente de sus problemas, de sus reivindicaciones, de sus reclamaciones, organizaban su defensa jurídica, y su solidaridad, frente a los abusos empresariales, en el salario, en la organización del trabajo, frente a los despidos y a las detenciones. Defensas en las Magistraturas del Trabajo y en el Tribunal de Orden Público. Despachos donde organizaban también sus huelgas, su “comisión obrera”, a veces su célula comunista.

·       Los despachos laboralistas no eran sólo un marco para la coordinación  obrera, eran también un vehículo de enlace de las fábricas con la sociedad, a lo que contribuían los medios de comunicación (tímidamente primero, luego con  más intensidad).

·    Espacios de libertad para aprender a ejercerla, a sentirse libres, a perder el miedo. Y sin miedo los regímenes totalitarios no aguantan.

·       Una construcción de estos espacios de libertad que nunca fue fácil, con también grandes sacrificios, de los que una expresión fueron muchos despidos, detenciones, …, y los asesinatos de Atocha.

·   vivimos en y desde el despacho las inevitables contradicciones entre las inercias (organizativas, personales, …) de los largos años de dictadura y represión, de las necesariamente distintas funciones de los protagonistas de ambas etapas.

.       Juicios en Magistratura, en el TOP, …, pequeñas y grandes victorias, también derrotas. Individuales y colectivas. Todo ello permite escribir la historia del despacho como parte de la historia del movimiento obrero, una importante página de éste.

·        Quiero ahora recordar unas pequeñas anécdotas, pero anécdotas significativas, tres momentos, tres entre mil, del despacho.

·         Una: era diciembre de 1974 o enero de 1975. Era la última gran huelga de la SEAT bajo la dictadura, habíamos sido aparentemente derrotados porque nos habían despedido a 500 trabajadores (alguien dijo 501 incorporándome a la lista de represaliados, pero yo no trabajaba en SEAT, sino con SEAT, con los trabajadores de SEAT).  Pero a los pocos meses la victoria en las elecciones sindicales de la lista de CCOO fue espectacular, una victoria de la “candidatura obrera unitaria y democrática”, denominación  que se generalizó precisamente a partir del cartel que para la candidatura de SEAT ayudamos a concretar y difundir desde el despacho. Como contribuimos también desde el despacho a difundir abiertamente los planteamientos de disputa pública y abierta de los puestos de representación sindical, primero en las fábricas, luego en las UTT de la CNS, y a organizar las candidaturas. Con importantes victorias “obreras, unitarias y democráticas” en la primera fase (en las fábricas) de 1975, y también en la segunda (sectoriales y territoriales) de 1976. Manuel Pujadas y yo escribimos un librito al respecto.

·          Pero volvamos a la huelga del invierno 74-75. Intentando romperla, la empresa había cerrado la fábrica por 1 día, con una sanción de 1 día de suspensión de empleo y sueldo a toda la plantilla, creo, en todo caso a los trabajadores del taller. Propuse a Albert y Montserrat presentar demandas individuales contra esta sanción. Era un  lío considerable organizarlo, acabaron aceptando, y presentamos unas 10.000 demandas individuales. Lo más importante fue organizar en la fábrica la distribución de los impresos para la demanda, recoger su firma y las 5 ptas. para las fotocopias. Y luego llevar los documentos individualmente al despacho, con colas interminables desde su puerta hacia la calle. Menos complicada fue la entrega de las 10.000 demandas en la Magistratura del Trabajo a los estupefactos funcionarios de la misma. No recuerdo ya cómo se llegó al final, era en realidad lo de menos, pero al final sé que se ganó.

·        Otra: un grupo del despacho íbamos en septiembre de 1975 al entierro de los que fueron los 5 últimos fusilamientos del franquismo (3 del FRAP y 2 de ETA) y camino del cementerio nos pararon y requisaron los DNIs. Presentamos una denuncia por robo contra “personas no identificadas, vestidas de Guardia Civil” (como yo iré, esa vez sí disfrazado, en la obrita de teatro del próximo viernes por la tarde). Y a los pocos días nos los devolvieron sin otras consecuencias.

·          Y la tercera, el papel del despacho en la coordinación e impulso de la convocatoria de la manifestación por la Amnistía del 1 de febrero de 1976. La convocamos nominalmente varias decenas de ciudadanos, desde el despacho Albert y yo.

·    Quiero también desde aquí dar públicamente las gracias a Montserrat porque ella y Albert, como principales responsables del despacho, permitieron que en dos ocasiones éste constituyera para mí un refugio para seguir trabajando cuando viví (sufrí) algunos problemitas en las dos formaciones políticas y sindicales de la izquierda catalana.

·          Y para terminar, aún con una referencia personal: muchas gracias Montserrat por vuestra contribución, vuestra ayuda, a lo que han sido unos de los años más felices y más interesantes de mi vida, años de aprendiz de sindicalista.   

Por todo ello: ¡muchas gracias Monserrat!

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