domingo, 18 de enero de 2015

2.- PARA ENCONTRAR UNA RESPUESTA, SABIENDO DE DÓNDE PARTIMOS


Partiendo de la en mi opinión innegable crisis del sindicalismo en el marco de la más global crisis social, creo que antes de aventurar ideas para el futuro sería conveniente saber dónde estamos, cuál es el punto de partida de lo que queremos construir, o enderezar. A tal fin aporto algunas propuestas a incorporar al debate abierto en el blog de José Luis López Bulla y cuya recopilación más completa hasta ahora se encuentra en http://lopezbulla.blogspot.com.es/2015/01/a-proposito-del-desconcierto-de-los.html
  
1.         Para saber dónde estamos, desde dónde partimos, me parece imprescindible un análisis de cómo hemos actuado en la crisis, la estrategia y sus resultados. Habría que establecer la relación entre: 1) los grandes y solemnes eslóganes sobre la crisis y la austeridad, 2) los resultados (empleo, salarios, modificaciones de la organización y las condiciones de trabajo, …) y 3) los medios para hacer frente a una realidad que hemos denunciado (examen de las Huelga Generales convocadas -seguimiento no sólo estadístico, situación de las empresas grandes que impulsaron su realización, y de las pymes-, de las jornadas de movilización, …). Examinando si hemos quizás asumido las consecuencias de la crisis, renunciando en la práctica a combatirla más allá de las palabras.
2.        Siendo supranacional el ámbito de la crisis, seguramente ello obliga a desarrollar un similar análisis en ámbitos superiores, no tanto como excusa, sino para contribuir también a la necesaria reflexión en los mismos.
3.       Probablemente para este análisis sería interesante un sistema de encuesta en los diversos ámbitos de presencia sindical, tanto de aquellos en los que estamos notoriamente implantados como de aquellos de escasa o nula presencia sindical.
4.       Examinar la relación (o desconexión) entre las consignas generales y la actuación concreta de nuestras principales organizaciones en los centros de trabajo. Entre lo que decimos y lo que hacemos. Sin miedo a encontrarnos con, creo, notables sorpresas, o jodidas comprobaciones. Porque ello nos tendría que permitir un necesario ejercicio: aprender de lo que hacen nuestras organizaciones, para implantar una permanente, aunque no única, consigna: “aprender de lo que hacemos”.
5.      A tal encuesta habría que seguir un análisis riguroso, no sólo estadístico, de las actuales elecciones sindicales (cómo se han constituido las candidaturas, que programas se contrapusieron, qué porcentaje de votación se ha producido, qué resultados,…), comparándolo además con anteriores convocatorias.
6.        Examinar con todo ello cómo nos hemos adaptado (para asumirla o combatirla), o no, a la “coyuntura”, en cada momento, en cada situación, partiendo del sindicalismo como expresión de los intereses “inmediatos” de los trabajadores en tanto que tales.
7.        Otra cuestión a examinar sería cómo nos ha afectado la que creo inevitable tendencia a la burocratización de todas las estructuras, también de las que se proclaman “antiburocráticas”. No estoy seguro de que todas las medidas de adelgazamiento de estructuras tomadas bajo la presión de la crisis en la última etapa hayan sido las más adecuadas.
8.      Y, en la medida que parece que todos hemos asumido la necesidad de la Acción Sindical Transnacional, convendría ver cómo tenemos las correspondientes estructuras sindicales supranacionales y los contenidos de su actuación. Aplicarles también un método de encuesta para verificar si, como creo, algunos de nuestros problemas, o muchos de ellos, se dan de forma similar en las mismas. Examen de la realidad de las actuales organizaciones, abordando al mismo tiempo si funcionan ya como organizaciones de dirección sindical o predomina su función de simples  coordinadoras. Incluyendo las crisis concretas que se estén dando ahora en bastantes de las actuales estructuras sindicales supranacionales (Confederación Europea de Sindicatos, Confederación Sindical Internacional, Federaciones Sindicales Europeas e Internacionales, Comités de Empresa Europeos). Parece inevitable que los sindicatos de mayor peso afiliativo, y económico, en el mundo, como son los alemanes, nórdicos, estadounidense, japonés o sudafricano, ocupen una mayor proporción de puestos de dirección, pero sería deseable que en tal caso se olvidasen de que son alemanes, nórdicos, …, es decir asumieran los intereses colectivos de los trabajadores de los ámbitos en los que actúan, olvidándose de los suyos nacionales.   
9.       Sería útil también alguna consideración sobre las Huelgas Generales griegas de estos años de crisis: seguimiento, resultados –económicos, políticos, …-, así como de las NO Huelgas Generales alemana, nórdica, …
10.     Desde el sindicalismo nos pronunciamos, y hacemos bien, ante las consultas políticas a todos los niveles. Por ello tendríamos también que analizar las relaciones entre el sindicalismo y los gobiernos “de izquierdas”, analizando las efectivas, ¿inevitables?, tensiones que se dan, partiendo de la proclamada, no sé si siempre bien entendida, mutua independencia y los necesarios canales de diálogo y confrontación (inevitable entiendo también por su diferencia, no sólo de sus “esencias”, sino también por los distintos ámbitos sociales cuyos intereses colectivos deben expresar y defender). Tenemos abundantes y no iguales experiencias actuales o recientes para analizarlo: Francia, Italia, … centro y norte europeos,  Venezuela, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Perú, Argentina, …, Indonesia, … Interesante podría ser también considerar las experiencias de la Unión Soviética, China, Vietnam, Cuba, pero éste sería otro, y largo, capítulo.  

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