lunes, 30 de enero de 2017

“Un País en Comú”: una gran iniciativa con algunos, pocos, peros

Un país que ja anem fent” decía Raimon. Lo decía en los últimos años de la dictadura franquista. Y es aplicable a todos los momentos históricos en los que la iniciativa social colectiva pone en cuestión el statu quo imperante. Seguramente estamos en uno de estos momentos, aunque sea empujados por algunas batallas perdidas en los últimos tiempos.

Y así me sentí ayer al acudir al acto en Barcelona de arranque del proceso que ha de conducir previsiblemente a tener en pocos meses la nueva formación política (“Un País en Comú” es su provisional denominación de inicio) heredera y continuadora del movimiento social y político que ha llevado a Ada Colau a la alcaldía de Barcelona, y a Xavier Domènech a encabezar la candidatura que en Catalunya venció en las dos últimas elecciones generales españolas.

Me he sentido profundamente identificado y representado por lo que ambos proyectos políticos, estrechamente vinculados entre sí, han significado en esta etapa. También por lo que expresa el acto de ayer. Precisamente por ello quiero formular en voz alta algunas consideraciones críticas. 

Creo que es un error afirmar que “no es un proyecto electoral”, en lugar de señalar que “no es sólo electoral”, o que “no pretendemos ganar elecciones”, en lugar de “no pretendemos sólo ganar elecciones”, felicitándonos sin embargo por haberlas ganado y afirmando que las volveremos a ganar.

Me parece también un error los diversos tics manifestados de denuncia genérica de los “partidos políticos”, para contraponerlos a este proyecto que de hecho está construyendo un nuevo (y los “nuevos” siempre lo son hasta que dejan de serlo) partido político, aunque pretendamos que no caiga en vicios muy presentes en nuestra vida política de hoy y de ayer.

Pero, sobre todo, me parece un error, y no menor, ignorar en los parlamentos de ese acto a las organizaciones políticas que, después de haber contribuido a las victorias de Ada Colau y Xavier Domènech, participan decisivamente en este proyecto.

En el acto de ayer se reconoció ciertamente la heroica lucha de los “padres y madres”, “abuelos y abuelas”, los y las que trajeron la Segunda República española, y los y las que contribuyeron al final de la dictadura franquista. Podría entenderse que fueron luchadores individuales, valientes, uno a uno, una a una, aunque sin organización, sin proyecto político. Y supongo que sabemos que no fue así. Pero se calló. Como se callaron raíces esenciales de este nuevo proyecto en nuestra historia pasada, y reciente, las que significan el PSUC, Iniciativa, el PCC, EUIA, PODEM, Equo, En Comú. Citarlos, saludar su aportación, su generosidad en la configuración del nuevo proyecto, no sólo es un tributo a la verdad, es también una contribución a la necesaria cultura política colectiva que hemos de ir construyendo día a día, con nuevas aportaciones y nuevas experiencias, pero con profundas raíces en nuestra historia que no deben olvidarse. Y mucha cultura política colectiva será seguramente necesaria en nuestro inmediato futuro.

(Me he inscrito ya en la página web del proyecto, por lo que cuando me manden las oportunas instrucciones anunciadas voy a enviarles estas notas)


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