viernes, 26 de abril de 2019

El sindicalismo global empieza a estar presente en la acción sindical local diaria


Recordando y recopilando algunas informaciones de la Federación Sindical Internacional de Industria, “IndustriALL Global Union”, recogidas en este blog y en mi página de Facebook en los dos últimos meses, resulta una interesante impresión: los problemas del sindicalismo global están presentes en ocasiones en la acción sindical diaria. Son conflictos laborales en los que parece determinante la dimensión empresarial global, la problemática interrelacionada de sus cadenas de suministro, de sus redes de producción. En las iniciativas sindicales de ello derivadas aparece la voz del sindicalismo global organizado, interviniendo o, como mínimo, opinando e informando. Y en todos los casos, la información reseñada nos lleva a considerar toda la cadena de suministro, desde la matriz hasta su último proveedor en los países emergentes.  

Así lo hemos visto estos días en las cadenas de producción mundiales de las multinacionales coreanas Hyundai, Kia y Hankook Tire, de la europea ArcelorMittal, de la francesa Yves Rocher o de la americana Ford. También en las fábricas textiles de Jordania o Etiopía que fabrican ropa para marcas americanas, israelitas y europeas. Multinacionales en las que en algunas ocasiones la iniciativa y movilización sindical se ha extendido ya desde sus casas matrices hasta sus filiales y proveedores europeos (Hungría, Rusia, Francia, Alemania, Turquía, …), latinoamericanos (Brasil), asiáticos (Jordania, Rusia, Turquía) y africanos (Etiopía).

En estos focos de acción sindical hemos visto además la presencia del sindicalismo global organizado (IndustriALL Global Union) informando, coordinando y también orientando.

Si nos detenemos en los contenidos, podemos comprobar que, junto a las reivindicaciones inmediatas salariales y de libertad sindical, aparece con fuerza la exigencia de un ACUERDO MARCO GLOBAL en las cadenas de producción de Hyundai, Kia y ArcelorMittal. Aunque no está claro si en todos los casos se incluye expresamente a la cadena de suministro completa, es decir proveedores, contratas y subcontratas, el solo planteamiento tiene ya un gran valor.

Un gran valor porque el panorama actual no es para estar satisfechos en esta cuestión. En este momento solamente constan en la industria mundial 47 Acuerdos Marco Globales, y, para todos los sectores, la OIT señalaba en 2015 la existencia de 112 de estos Acuerdos, de los que solamente 7 hacen referencia expresa a su cadena de suministro completa. Una cifra interesante ya, pero que no nos puede hacer olvidar que en el mundo hay en torno a 60.000 multinacionales, de ellas unas 10.000 con compromisos formales (casi todos aún unilaterales) de Responsabilidad Social. Unas multinacionales en cuyas cadenas de producción y distribución trabaja ya aproximadamente el 50 % de la clase trabajadora mundial, que producen en  torno al 60 % de los bienes y servicios  mundiales y protagonizan el 80% del comercio internacional.

No podemos resignarnos a lo que pone de manifiesto el desglose que daba la OIT en 2015 de estos 112 Acuerdos Marco Globales (AMGs): 1) Países con más de 9 AMGs: Alemania con 29, Francia con 15, España con 12, Suecia con 10, 2) Países con 4 a 9 AMGs: Italia, Noruega, USA, Brasil, Portugal, Holanda, Malasia, Guayana e Indonesia, 3) Con 1 a 3: Canadá. Rusia, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Bélgica, Dinamarca, Gracia, Suiza y Sudáfrica.

Para completar estas consideraciones, y subrayar la componente global del sindicalismo local, quiero destacar lo positivo que supone el Convenio Colectivo de la industria de la confección de Jordania. Un convenio colectivo sectorial, de los que hay muy pocos en los países emergentes, que incluye expresamente a los trabajadores inmigrantes (unos 50.000 de los 70.000 del sector) y sus condiciones de trabajo no discriminatorias. Más valor tiene aún este convenio sectorial nacional cuando llevamos ya 4 años de un importante proyecto global, el denominado ACT, por el que el IndustriALL Global Union ha pactado con 20 de las mayores marcas mundiales del vestido impulsar la negociación colectiva entre sus empresas proveedoras y los sindicatos locales en los países productores. Pero, hasta el momento, no se ha pasado de interesantes y solemnes reuniones sin aún ningún resultado concreto a la vista. 

Los síntomas que se desprende de las informaciones y cifras comentadas nos llevan a considerar posible, necesario, una mayor iniciativa sindical. Y, si se me permite una sugerencia, haría un par de propuestas. Dos tipos de reuniones auspiciadas o convocadas por las correspondientes confederaciones nacionales y/o sus federaciones sectoriales nacionales, junto con las estructuras sindicales supranacionales:

1.- Reuniones, en cada uno de los principales países en los que hay la mayoría de sedes de las 60.000 multinacionales, los del “Norte” social, de las secciones sindicales de las cabeceras de las multinacionales más importantes del país.

2.- Y, en los países emergentes a los que llegan las terminales de las cadenas de suministro de las multinacionales, reuniones de los sindicatos locales con las secciones sindicales de las cabeceras de las principales multinacionales que operan, que compran, en su país.

Estoy hablando de reuniones muy sencillas en sus contenidos: intercambio de experiencias de lo que ya se está haciendo, consideración de los principales problemas en las relaciones laborales de las correspondientes cadenas de suministro, iniciativas para extender las experiencias útiles.

Mucho está en juego. Entiendo que el modelo social europeo, la sostenibilidad mundial, depende de que se globalicen los derechos, de las movilizaciones sociales orientadas expresamente a tales objetivos, conscientes de su estrecha relación con los problemas más inmediatos de cada día en cada rincón de este mundo.

       Los ejemplos mencionados al inicio de  estas notas apuntan a que algo se mueve en este sentido.
    


sábado, 6 de abril de 2019

DIÁlogos Andalucía-Catalunya / Catalunya-Andalusia (Diálogos 2019: “Andalucía y Cataluña ante los desafíos europeos”)



Esta fue el guión de mi intervención en el Diálogo nº 2 del viernes 5 de abril titulado: “Dos crisis cruzadas en una España de final de ciclo: un trayecto para un nuevo proyecto”, y en torno a los puntos 5 (“… las tres grandes innovaciones de los últimos tiempos: a) la pertenencia de España a la Unión Europea, y b) la defensa y ampliación de los nuevos derechos sociales e individuales, …”), y 6 (“… no es posible entender cualquier futuro … sin entender Europa como comunidad …”):


Visto es el desarrollo de las dos primeras sesiones de estos “Diálogos” quiero subrayar mi interés no tanto en las “normas de convivencia”, sobre las que ha habido muchas intervenciones, sino sobre los contenidos de la vivencia” partiendo de la ya señalada necesaria defensa y desarrollo del “Estado de Bienestar”, esencia aún hoy del “modelo social europeo”, pero que considero de inevitable crisis si no  se extiende a más amplios espacios de nuestro cada día más globalizado.

1.- En todo “final de ciclo” se dan necesariamente los gérmenes del nuevo. Un factor de “crisis” es sin duda la difícil asunción (incluso la percepción) de las características del nuevo. Quizás nos pase algo de esto ahora. En  todo caso quiero aportar unos apuntes al respecto:

2.- Un elemento clave de este “final” e “inicio” de ciclo lo constituye, en mi opinión, que es imposible entender “Europa” o “los desafíos europeos” sin incorporar la realidad (naturaleza, desafíos, …) de Europa “en el mundo”.  De una Europa que empieza a ser el “Extremo Occidente” de un mundo cuyo centro es cada vez más el Océano Pacífico.

3.- Elemento clave para la construcción de esta Europa, tan imperfecta pero a la que  pertenecemos y en la que muchos, creo, pretendemos una mayor integración, es la señalada “defensa y ampliación de los nuevos derechos”. PERO considero imposible esta defensa y ampliación si no se plantea a la vez este objetivo en el ámbito global (hoy mundial, quizás pronto planetario) y la interrelación entre ambos. Con la necesidad, para ello, de considerar la evolución mundial, tanto el crecimiento de desigualdades como el desordenado reequilibrio que se expresa, entre otros, en el desarrollo de los BRICS, sin olvidar Corea del Sur o Turquía.

4.- La defensa solidaria de derechos, la conquista de nuevos derechos es, debe ser, el eje para la construcción de los nuevos ámbitos de convivencia. Ello supone la elaboración de sus contenidos, no basta una genérica afirmación. En el eje de los actuales y futuros derechos hay que situar la “sostenibilidad” del planeta, pronto del universo. Ecología, feminismo, trabajo digno (“decente”), también derechos migratorios, son para ello elementos esenciales. El 8M feminista, el 15M ecologista de la juventud, constituyen expresiones de la necesaria conciencia y acción colectiva global. Pero nos falta un … laboral (podría serlo, pero ahora no lo es, el 7-O[1]).

5.- Y, con los derechos, la necesaria convicción de que la solidaridad, como instrumento de acción social, ha de incorporar la idea de que solamente será efectiva y eficaz cuando se entienda que su práctica no sólo interesa a los que la reciben sino también a los que deben practicarla.

6.- Uno de los elementos clave para definir y establecer espacios de convivencia lo constituye la definición y construcción de su “identidad”. Mientras que para el independentismo catalán su voluntad parece ser definirla a partir de “la tierra”, creo que es necesario afirmar nuevas identidades y consolidación de las existentes, a partir de la construcción, defensa, práctica y extensión de los derechos ya conquistados y de la conquista de nuevos derechos.

7.- Nuestra actual identidad “española” tiene profundas raíces no sólo en los fenómenos migratorios, particularmente del Siglo XX, que han dado lugar a nuestra España plurinacional, sino también en la común lucha por las libertades contra el franquismo, por las libertades, y la solidaridad progresista que generó.

8.- Todo “nuevo proyecto” debe por ello incorporar con fuerza los derechos a defender y conquistar en cada ámbito, desde el más inmediato al más global, así como la consciente interrelación entre los intereses y su defensa entre los diversos ámbitos.


[1] 7 de octubre: fecha hasta ahora casi desapercibida, pero nada menos que la “Jornada de acción mundial por el trabajo decente”, convocada desde hace ya años por la Confederación Sindical Internacional (CSI)