Esta
fue el guión de mi intervención en el Diálogo nº 2 del viernes 5 de abril
titulado: “Dos crisis cruzadas en una España de final de ciclo: un trayecto
para un nuevo proyecto”, y en torno a los puntos 5 (“… las tres grandes
innovaciones de los últimos tiempos: a) la pertenencia de España a la Unión
Europea, y b) la defensa y ampliación de los nuevos derechos sociales e
individuales, …”), y 6 (“… no es posible entender cualquier futuro … sin
entender Europa como comunidad …”):
Visto
es el desarrollo de las dos primeras sesiones de estos “Diálogos” quiero
subrayar mi interés no tanto en las “normas de convivencia”, sobre las que
ha habido muchas intervenciones, sino sobre los “contenidos
de la vivencia” partiendo de la ya señalada necesaria defensa y desarrollo
del “Estado de Bienestar”, esencia aún hoy del “modelo social europeo”, pero
que considero de inevitable crisis si no se extiende a más amplios
espacios de nuestro cada día más globalizado.
1.-
En todo “final de ciclo” se dan necesariamente los gérmenes del nuevo. Un
factor de “crisis” es sin duda la difícil asunción (incluso la percepción) de
las características del nuevo. Quizás nos pase algo de esto ahora. En
todo caso quiero aportar unos apuntes al respecto:
2.-
Un elemento clave de este “final” e “inicio” de ciclo lo constituye, en mi
opinión, que es imposible entender “Europa” o “los desafíos europeos” sin incorporar
la realidad (naturaleza, desafíos, …) de Europa “en el mundo”. De
una Europa que empieza a ser el “Extremo Occidente” de un mundo cuyo centro es
cada vez más el Océano Pacífico.
3.-
Elemento clave para la construcción de esta Europa, tan imperfecta pero a la
que pertenecemos y en la que muchos, creo, pretendemos una mayor
integración, es la señalada “defensa y ampliación de los nuevos derechos”. PERO
considero imposible esta defensa y ampliación si no se plantea a la vez
este objetivo en el ámbito global (hoy mundial, quizás pronto planetario) y
la interrelación entre ambos. Con la necesidad, para ello, de considerar la
evolución mundial, tanto el crecimiento de desigualdades como el desordenado
reequilibrio que se expresa, entre otros, en el desarrollo de los BRICS, sin
olvidar Corea del Sur o Turquía.
4.-
La defensa solidaria de derechos,
la conquista de nuevos derechos es, debe ser, el eje para la
construcción de los nuevos ámbitos de convivencia. Ello supone la
elaboración de sus contenidos, no basta una genérica afirmación. En el eje de
los actuales y futuros derechos hay que situar la “sostenibilidad” del planeta,
pronto del universo. Ecología, feminismo, trabajo digno (“decente”), también
derechos migratorios, son para ello elementos esenciales. El 8M feminista,
el 15M ecologista de la juventud, constituyen expresiones de
la necesaria conciencia y acción colectiva global. Pero nos falta un … laboral
(podría serlo, pero ahora no lo es, el 7-O[1]).
5.-
Y, con los derechos, la necesaria convicción de que la solidaridad, como
instrumento de acción social, ha de incorporar la idea de que solamente será
efectiva y eficaz cuando se entienda que su práctica no sólo interesa a los que
la reciben sino también a los que deben practicarla.
6.-
Uno de los elementos clave para definir y establecer espacios de convivencia lo
constituye la definición y construcción de su “identidad”. Mientras que para el independentismo catalán su
voluntad parece ser definirla a partir de “la tierra”, creo que es necesario
afirmar nuevas identidades y consolidación de las existentes, a partir de la
construcción, defensa, práctica y extensión de los derechos ya conquistados y
de la conquista de nuevos derechos.
7.-
Nuestra actual identidad “española” tiene profundas raíces no sólo en los
fenómenos migratorios, particularmente del Siglo XX, que han dado lugar a
nuestra España plurinacional, sino también en la común lucha por las
libertades contra el franquismo, por las libertades, y la solidaridad
progresista que generó.
8.-
Todo “nuevo proyecto” debe por ello incorporar con fuerza los derechos a
defender y conquistar en cada ámbito, desde el más inmediato al más global, así
como la consciente interrelación entre los intereses y su defensa entre los
diversos ámbitos.
[1] 7 de octubre: fecha hasta ahora casi desapercibida, pero nada
menos que la “Jornada de acción mundial por el trabajo decente”,
convocada desde hace ya años por la Confederación Sindical Internacional (CSI)
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