He dudado si añadir al título una consideración, “pero aún demasiado
lentas”. Finalmente he considerado preferible dejar una idea positiva. La
pandemia del coronavirus ha hecho ciertamente saltar algunas certitudes y
aparentes normalidades, y ha provocado que aflorasen con virulencia problemas
históricos que desde nuestra Europa no veíamos o no queríamos ver.
A lo largo de los meses de abril y mayo han empezado a sentirse como más
cercanos los problemas de las cadenas de suministros mundiales, es decir de los
miles de fábricas, de los millones de trabajadores, que en los sucesivos
eslabones de las cadenas de subcontratación posibilitan que las grandes marcas
mundiales coloquen sus productos en los mercados del plantea, principalmente en
los del “primer mundo” del consumo. La industria del vestido es una expresión
de todo ello.
El virus y el confinamiento nos han mostrado la precariedad de estas
nuestras formas de vida, así como de las relaciones laborales, comerciales e
industriales en que se apoyaba. Los cierres de las personas en sus domicilios y
el cierre de comercios hicieron temblar unas estructuras que parecían estables.
Bangladesh con sus más de 4 millones de trabajadoras y trabajadores en la
industria de la confección volvió a ser una referencia, pero también Myanmar,
India, Camboya, … Imposición de reducciones de precios, impago de pedidos en
proceso de producción, cancelación de otros, cierre total o parcial de
fábricas, impago de salarios adeudados, despido de sindicalistas, migraciones
descoordinadas y en pésimas condiciones, …, fueron notas de esta situación sin
que resultara fácil orientar y coordinar la respuesta por parte de los
gobiernos como primeros responsables o de las organizaciones sociales,
sindicales en primer lugar, como necesarios portavoces de los intereses de los
diversos colectivos.
Se plantearon algunas iniciativas, se consiguieron algunos ambiguos
compromisos (http://www.industriall-union.org/es/accion-mundial-para-apoyar-a-la-industria-de-la-confeccion?fbclid=IwAR3wH69H-wX4EKdVgMfHWSgMedn274oR7vOL6xatI8nSdMeTEdbZjj95TWo), de los que no hemos comprobado
eficacia concreta, y tímidas iniciativas (http://www.industriall-union.org/es/principios-para-la-accion-respecto-de-la-covid-19-en-la-industria-textil-de-la-confeccion-del). Pero los problemas subsisten.
Estos días, en la segunda mitad del mes de junio, diversos medios vuelven a
alertar que no solamente no se han resuelto problemas anteriormente planteados
sin que se han producido nuevas expresiones de la crisis. Desde una encuesta
del Business and Human Rigths Resource Center (https://www.opendemocracy.net/en/oureconomy/garment-workers-are-facing-a-humanitarian-crisis-but-dont-blame-covid-19/?fbclid=IwAR1bV17WLPqZB3Ao5JmehVas6ngetjJek5cfH1fAUE1TffFyDGelwxOP6eQ) que señala que el 40% de las grandes
firmas rehusaron comprometerse a pagar los pedidos cursados, o las
informaciones del Independent (https://www.independent.co.uk/news/world/asia/hm-garment-workers-factory-india-jobs-a9579856.html?fbclid=IwAR2K1imtmRl7kBHWGpH3RIbVtuQWHaU5lDrWMcw-HtrI6W2rNjE3m7ZiL5A), o del Financial Express (https://today.thefinancialexpress.com.bd/last-page/71-of-bgmea-units-havent-paid-workers-for-may-1593276791) entre otros, señalando nuevas
cancelaciones de pedidos, cierres de fábricas, …, nuevas manifestaciones de
problemas, de agresiones a los derechos fundamentales de las personas,
agresiones a los derechos fundamentales del trabajo digno, a las que hay que
hacer frente.
Pero hay también noticias esperanzadoras, y sin duda merece la pena
subrayarlas, entre otras cosas para que no se olviden, para tirar de ellas.
Por una parte, seguramente es lo esencial, la capacidad de respuesta
colectiva de las trabajadoras y trabajadores afectados. Sirvan de referencia
estas fotos de concretas movilizaciones de estos días en Bangladesh, India y
Camboya incluidas en las crónicas antes mencionadas.
También la reciente reunión constitutiva del Comité Sindical Global de
Inditex, el primero, y hasta ahora el único, que integra a los sindicatos de la
casa matriz y a los de toda la cadena mundial de suministros (http://www.industriall-union.org/es/el-comite-sindical-global-de-inditex-celebra-su-primer-reunion?fbclid=IwAR3vYqvn5VPiiHiLSGx1ozszc7qWMktc3LoGCoO8RAsRsDDk2H7zM3rxD7o). Ha sido una reunión virtual con
participación desde todo el planeta, en la que se han abordado problemas
concretos de esta etapa, algunos positivamente resueltos como ha sido en Myan
Mode de Myanmar (https://www.facebook.com/IndustriALLGlobalUnion/photos/a.286999574720718/3044737815613533/?type=3&theater) con la readmisión de los
sindicalistas despedidos. Otros planteados y de aún abierta negociación, y de
los que se anuncia una próxima y detallada información que puede ser un nuevo
hito en la interesante historia de esta experiencia sindical.
Y lo que a medio plazo, esperemos, puede resultar decisivo: la iniciativa
de la Confederación Sindical Internacional (CSI) para regular “la debida
diligencia en las cadenas mundiales de suministro” (https://www.ituc-csi.org/towards_mandatory_due_diligence-es?lang=en&fbclid=IwAR2tz200V3GveACfJH9MV1wL0tV2Pvqq2mxAW_PacQOXiQOf-KI7Y_1S3Ho). Supone un planteamiento nuevo para un
problema viejo, pero es importante que se plantee como se está haciendo y por
parte de quien lo está haciendo, la organización del sindicalismo mundial.
Desde Europa conviene tomar nota además de que el estímulo que significó la
ley francesa de debida diligencia (http://www.assemblee-nationale.fr/14/pdf/ta/ta0924.pdf), con algunas otras tímidas iniciativas
en el mismo sentido, parece haber llevado a un planteamiento concreto por parte
del Subcomité de Derechos Humanos del Parlamento Europeo en el mismo sentido (https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2020/603495/EXPO_BRI(2020)603495_EN.pdf).
Se trata ahora de que desde todos los ámbitos de organización social,
sindical en particular, seamos capaces de coordinar esfuerzos, orientarlos,
abordar la nueva realidad, la proclamada nueva normalidad, aprender de los
éxitos y de los fracasos, que de todo habrá, desde la necesaria movilización de
voluntades y de la consiguiente negociación de todos y con todos los actores
implicados, para avanzar hacia este “otro mundo posible”.