La
noticia de esta mañana de la ruptura del acuerdo municipal de Barcelona en Comú
con el PSC me ha suscitado diversas reflexiones.
Por
una parte el retroceso en el gobierno de la ciudad que representa. Aunque
parece que el equipo municipal y la dirección política convocantes deben pensar
que “lo primero es lo primero”. Pero ello no encaja demasiado bien con la
“irresponsabilidad” que Ada Colau reprochaba, por fin, el sábado a PDeCAT y ERC
por su conducción del “procés”. Con esta ruptura se pone, pone el gobierno
municipal, precisamente en manos de éstos, según ella (y estoy totalmente de
acuerdo), “irresponsables”.
Pero
por otra un fenómeno que vengo observando con preocupación en los equipos de
dirección de algunas formaciones sociales y políticas. Y es que, a la vez que
ejercen el “mando”, renuncian en algunas ocasiones al ejercicio de dirección.
Así, ante determinados problemas, a veces los más complicados, prefieren
someter la decisión al referéndum de sus afiliados sin hacer propuesta alguna
al respecto. A Ada Colau se le pidió dar su opinión sobre la ruptura o no del
pacto municipal, pero prefirió callar.
Quizás
se trata de un problema de fondo, sobre cómo debe desarrollarse el ejercicio de
dirección de las organizaciones sociales o políticas. Como corrección de la
escasa democracia que justamente muchas veces se ha achacado a éstas, en
ocasiones importantes se pretende trasladar la responsabilidad a las personas
afiliadas.
Estoy
convencido de que ciertamente hay ocasiones en las que el voto individual de
todas las personas afiliadas es necesario, aunque en el gobierno diario los
órganos de dirección a todos los niveles han de tomar muchas decisiones sin
otra condición que su carácter colectivo, colegiado, con el que fueron
elegidos. Pero cuando lo someten a referéndum interno no pueden olvidar su
propia responsabilidad como órganos de dirección. Uno de ellos, considero que
esencial, es dar opinión, explicar las razones de la consulta y lo que está en
juego, el porqué se ha llegado a dónde se ha llegado. Y esto se olvida a veces,
como ahora, sometiendo a votación la ruptura en el Ayuntamiento y ejerciendo
los dirigentes sólo su derecho al voto secreto, cuando creo que su deber era
hacerlo público y explicarlo. Y antes de la propia votación.
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