He firmado el
Manifiesto de “Comuns federalistes” porque estoy de acuerdo con lo que dice,
como firmé su documento contra la participación en el 1-O, un no-referéndum sin
garantías democráticas.
Pero me falta:
1) una reflexión sobre la ostentosa participación de su plana mayor el 1-O, y
2) un pronunciamiento claro sobre la independencia de Catalunya, superando la
“neutralidad” sobre el tema manifestada en las elecciones del 27-S, durante el
gobierno Puigdemont, en relación con el
1-O y, hasta ahora, en relación con el 21-D.
Mis
planteamientos inequívocamente antiindependentistas, a partir de la apuesta por
mantener la unidad, identidad y solidaridad de la clase trabajadora española,
están explicados en el Manifiesto del 21-S (http://lopezbulla.blogspot.com.es/2017/08/manifiesto-para-el-acto-del-dia-22-de.html) y en mi
intervención en el acto de presentación del mismo (http://iboix.blogspot.com.es/2017/09/por-la-unidad-y-solidaridad-de-la-clase.html).
Al igual que
contra la DUI, me he pronunciado reiteradamente contra la violencia policial
del 1-O, contra la forma cómo se ha aplicado del art. 155, contra los encarcelamientos
decretados por la juez Lamela. Y ahora me pronuncio contra el evidente
deterioro que los independentistas están provocando en la vida económica de
Catalunya (y hablan de “parar el país”, ¿no tienen nada que decir al respecto
los “comuns” y los sindicatos?).
También me
pronuncio por un “referéndum pactado”, aunque a mi me bastaría una “consulta
políticamente vinculante” para la entidad convocante y las principales
organizaciones participantes, una consulta que no precisaría de una reforma constitucional
previa.
Pero las
coincidencias no son suficientes para apoyar a los “comuns”, a la candidatura
que encabezará Xavier Domènech el próximo mes de diciembre. Aunque algunos
plantean las próximas elecciones como
reivindicación de la independencia o el apoyo a una República que no saben si
ya la han proclamado y dónde existe, el 21-D no es un referéndum sobre la
independencia, sólo son unas elecciones “autonómicas”. Pero la cuestión de la
independencia está en la calle y sigue estando en los planteamientos de
Puigdemont, Junqueras y compañía, en la atmósfera política, y, lo que es más
importante, en la amplísima movilización de la ciudadanía catalana en la última
etapa, en los 11-S, así como en las muy masivas manifestaciones a favor y en
contra de los últimos meses. Por ello, y por sus contenidos, no se trata de una
cuestión secundaria en la vida política, aunque lamentablemente esté sirviendo
para ocultar problemas fundamentales. Hay que pronunciarse pues sobre el
contenido, sobre la relación de Catalunya en o con España, no sólo sobre la
forma para abordarlo. En este momento cualquier organización política,
cualquier propuesta, no puede ignorarlo.
Una opción
“federalista” debe significar estar activamente contra la independencia, no
sólo contra la independencia “unilateral”. Por ello, insisto, no hay que
pronunciarse sólo sobre el procedimiento, también y con claridad sobre el
contenido.
Pero de nuevo
los “comuns” como organización política que es (o pretende ser), no se atreven,
siguen en tierra de nadie.
Desde Alcalá de
Henares voté a PODEMOS en las últimas elecciones municipales y generales. Si
hubiera estado censado en Barcelona (como ahora ya estoy) hubiera votado a Ada
Colau y Xavier Domènech. Me gustaría poder hacerlo en esta próxima convocatoria
electoral.
Ahora, en la
precampaña y en el inicio de la actual campaña electoral, mis votos son para
que los “comuns federalistes” conquisten un significativo espacio y peso en la
vida política catalana. Y mi disponibilidad para participar en las iniciativas
que para tal fin organicen.
El 21-D mi voto
dependerá de si abordan con claridad estas cuestiones, si se
“mojan” sobre la independencia.
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